Hoy quiero platicarles de Andrea, personaje ficticio de esta columna, pero retrata el perfil de miles de mujeres dentro del área operativa de diversas industrias. Andrea es la supervisora en jefe de un centro de distribución (cedis) de una empresa global en logística en la ciudad desde la que lees esto.
Todos los días, antes de salir hacia el cedis, Andrea tiene que despertar a sus hijos, asegurarse de que están listos para sus actividades escolares, sentarse a desayunar con ellos y recordarles que por la noche jugarán -pese a que esto no es exclusivo del rol femenino, es la realidad que muchas mujeres viven día a día.
Pero cuando llega al centro, también tiene que organizar a todo su equipo y cerciorarse de que todo está en orden para cumplir con los objetivos de producción que la empresa tiene establecidos para ese día. Además, encerrarse en su oficina y/o pegarse al teléfono para atender juntas y llamadas con superiores y/o proveedores.
Por si fuera poco, debe asegurarse de que el bienestar de quienes están a su alrededor es integral, teniendo claro que trata con personas que acudirán a ella para comentarle sus dudas, problemas, inquietudes y preocupaciones. Todo eso le provoca una carga mental importante, debe ir con pies de plomo a la hora de tomar decisiones de manera rápida y efectiva, sobre todo en estos días donde la evolución del mercado es constante y no hay tiempo que perder.
Pese a todo ello, semanalmente Andrea maneja, en el almacén y con su equipo, 20,000 envíos nacionales e internacionales. Ella es, sin duda, un activo muy importante para la compañía.
¿Qué pasaría si esa empresa invierte cada vez más en Andrea? Capacitándola en soluciones tecnológicas que le ayuden a lograr procesos homologados y hacer aún más eficiente a su equipo, por ejemplo. Y si a eso le sumamos ayudarla a fortalecer habilidades de liderazgo, como la empatía, comunicación o toma decisión, seguramente tendremos una líder que será capaz de liderar con el ejemplo y provocar un mayor compromiso.
Además del menor estrés laboral para Andrea, la tecnología para automatizar procesos y destinar personal a labores donde sus habilidades puedan lucir más, también provoca un crecimiento profesional en ella, pues adquiere nuevas habilidades técnicas y humanas que le permiten ser una ejecutiva mejor formada y preparada para liderar equipos y ocupar puestos de dirección, así como impulsar el crecimiento de más mujeres al interior de la empresa.
Todo esto se traduce finalmente en un mejor rendimiento, al sentirse apoyada por sus colaboradores y su compañía, para compaginar de mejor manera su vida laboral con la personal, donde puede disfrutar de su tiempo libre con sus seres queridos o pasatiempos, cuidando también su salud mental.
En definitiva, es de suma importancia que el sector logístico e industrial identifique a todas sus Andreas y las ayude a ser mejores líderes optimizando su carga laboral. De lograrse, podemos pensar en un México más competitivo, inclusivo y sostenible: de acuerdo con datos del Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO), el PIB mexicano podría crecer 15% en 2030 si logramos aumentar la presencia de mujeres altamente capacitadas en la economía nacional.
Revisa mi columna anterior: Eficiencia logística en tiempos de ómicron
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Ana Núñez actualmente es directora de digital supply chain para manufactura, energía y recursos naturales en SAP México.
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