¿Mexicana de Aviación de regreso? -cuestioné en el encabezado de una nota publicada hace 3 años en este mismo espacio. ¡No tan descabellado! También intenté explicar en ese comentario editorial que hoy día cobra relevancia conforme nos debe quedar claro que el presidente Andrés Manuel López Obrador ve con simpatía, es decir, apoya el resurgimiento de aquella que algunos seguimos considerando ha sido la mejor aerolínea de nuestro país.
“Estoy convencido que aún a 8 años de distancia de haber dejado de operar, la marca sigue conservando gran parte de su prestigio en los mercados que atendía, tanto así que no sería descabellado pensar que este valioso activo pudiera contribuir a que vuelva a volar en una aeronave, ya sea como producto de una poco probable resurrección de la Mexicana original, pero ya sin pasivos laborales, o más factiblemente, derivado de la venta de la marca a un tercero que la podría asignar a una compañía nueva, colocarla en lugar de una actual o emplearla para amalgamar alguna fusión”, leía mi publicación, reforzando lo dicho con el hecho de que la posibilidad del regreso de la aerolínea que los aeronáuticos veteranos jamás podremos desasociar al legado de Don Manuel Sosa de la Vega parecía una idea menos descabellada luego de las elecciones federales que llevaron al poder al político tabasqueño y a su corriente política mucho más identificada con las causas sociales, misma que no nos debe sorprender ha simpatizado con los afectados por el desaseado proceso de quiebra de la Mexicana original, comenzando por su personal, cuyos representantes insisten aun en este 2021 en reclamar otros valiosos activos intangibles como los derechos de tráfico y slots, manteniendo tomados espacios, en mi opinión de manera indebida, en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
En las páginas del número 172 de la edición impresa de la revista T21 en el año 2013, afirmé que ante el posicionamiento en el mercado del aerotransporte mexicano que habían alcanzado operadoras como Interjet, Viva Aerobus y Volaris, me parecía que era tiempo de dejar ir a Mexicana como aerolínea, marca a la que le veía, tal y como efectivamente ha sucedido, más futuro como taller de mantenimiento de aeronaves (MRO).
Desde entonces parecía obligada: ¿Para qué el regreso de Mexicana?
Voy a comenzar a dar respuesta con otra pregunta: ¿En tiempos en los que el mercado aéreo de México está -para variar, sobreofertado-, realmente necesitamos otra aerolínea? La verdad es que yo creo que no; es más, por el contrario, el mercado del aerotransporte mexicano requiere, tal y como quien firma esta nota lo ha afirmado desde hace años, pasar por un proceso de consolidación que equilibre la balanza entre la oferta y la demanda, derivado del cual emanen aerolíneas más sólidas y rentables que garanticen la conectividad aérea nacional e internacional que México requiere en condiciones de seguridad, sostenibilidad, eficiencia y calidad, es decir, en números negros y no en esas tintas rojas que predominan en sus resultados hoy día.
Meterle más capacidad a rutas de por sí saturadas de vuelos que se llenan, si es que lo hacen, con tráfico con base a tarifas verdaderamente ridículas no me parece que sea lo más sano, como tampoco me parecería subsidiar a una aerolínea del Estado mexicano con recursos fiscales a menos que exista una razón socialmente justificada de hacerlo, la cual debo confesar, hasta este momento no veo.
¿En qué rutas operaría la Mexicana del 2021 que no sean aquellas en las que hay otros tiradores? Honestamente que no veo en cuáles, a menos que, al insertarla nuevamente en la ecuación se pretenda eliminar a alguna de las participantes actuales o se anticipe que ello ocurra exclusivamente por estrictas razones de mercado o desempeño financiero, escenario en el que ahora sí, se podrían vislumbrar algunas oportunidades para una nueva competidora y más para una con el aura de Mexicana.
Conclusión: Que me encantaría ver de regreso a mi adora Mexicana no debe caber la menor duda; que hay razones para pensar que eso va a ocurrir pronto, creo que a todos nos queda claro que existen, pero que ello se justifique en un mercado supuestamente orientado a la sostenibilidad financiera, sinceramente no estoy tan seguro.
El aerotransporte mexicano no es el de las décadas de los sesenta o setenta del siglo XX; hoy día hay que tener razones de peso (más bien de dólares) para estar en el aire.
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