En esta oportunidad, voy a enfocarme en los preparatorianos que han decidido seguir adelante con sus estudios superiores, en particular en aquellos que pretenden trabajar en el sector del aerotransporte, pero sin convertirse en personal técnico aeronáutico, es decir, sin ser pilotos, sobrecargos, controladores de tránsito aéreo o mecánicos de aviación.
Lo primero que tienen que hacer es elegir si lo que quieren es ser parte de la industria aeronáutica o de la industria del aerotransporte, que no necesariamente es lo mismo, toda vez que lo primero tiene que ver más bien con aspectos científicos relacionados, por ejemplo, con el diseño y operación técnica de aeronaves y equipos aeronáuticos, mientras que lo segundo tiene que ver principalmente con la administración y operación de las aeronaves, en especial las dedicadas a lo que se conoce como aviación comercial, cuyos más reconocidos protagonistas son las aerolíneas.
El futuro profesionista del aerotransporte puede escoger entre un número significativo de carreras que de una manera u otra le permitirían ser contratado por una organización pública o privada relacionada con la rama. ¿Derecho? ¿Administración de Empresas? ¿Turismo? ¿Finanzas? ¿Medicina? ¿Economía? ¿Actuaría? ¿Comercio Exterior? ¿Periodismo? ¿Ingeniería Aeronáutica o en Transporte? ¿Comunicación? ¿Psicología? ¿Mercadotecnia? ¿Sistemas?
La oferta en este sentido es generosa, tanto que puede abrumar al estudiante o los padres que intentan orientarlo. La clave, en mi opinión, tiene que ver con tratar de relacionar las habilidades y capacidades del estudiante con sus gustos e intereses, incluyendo lo aeronáutico y las posibilidades reales de acceder a ciertas universidades.
De esta manera nos podríamos encontrar ante todo un abogado en potencia al que le encantan los aviones, terminando por convertirse en el mejor especialista del Derecho Aeronáutico que existe.
También podemos descubrir que detrás de ese genio de las computadoras hay todo un gurú de los sistemas de reservaciones de espacios aéreos; que escondido entre tanto número, está quien dará la vuelta a los resultados financieros negativos de una aerolínea o entre tubos de ensayo al gran médico certificador del estado de salud del personal aeronáutico.
Una estrategia que se puede emplear es, tal y como siento tuve el atino de hacer al estudiar mi licenciatura, fue enfocarme en cuanto me fue posible en cursar mis estudios desde una perspectiva de aerotransporte, procurando que la mayoría de mis trabajos académicos, incluyendo la tesis con la que obtuve mi título profesional, tratasen temas de aerolíneas o aeropuertos; eso sí, dominando el idioma inglés y el manejo de las últimas herramientas de cómputo, sin las cuales me temo no hay carrera exitosa alguna por delante de nadie.
La cereza del pastel serían estudios todavía más sofisticados de maestría o doctorado en gestión del aerotransporte, aeropuertos, administración o comercio, actividades que sin duda requieren verdaderos especialistas.
Para concluir, si me preguntan ¿qué perfil poseen los más exitosos ejecutivos del aerotransporte moderno mundial? Les debo responder que, reconociendo el carácter más bien financiero de la gestión de la actividad, los profesionistas que mejor manejen esta variable, tienen más posibilidades de alcanzar puestos de alta responsabilidad en las aerolíneas.
¡Suerte jóvenes!
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