Entre el año 2017 en el que publiqué una primera nota en este sentido y la actualidad, Boeing había estado especulando lanzar al mercado una aeronave de capacidad y prestaciones relativamente mayores que el 737, refiriéndose a ella como NMA o “New Middle Size Airplane”, concepto que, si bien tenía potencial, no ha logrado convencer ni al directorio del fabricante norteamericano, ni a sus clientes.
Mientras esto sucedía, la participación de mercado en este segmento por parte de Airbus y su exitosa familia A320 con el A321 al frente, siguió creciendo. Aun así, Boeing no se había decidido a darle a su línea de productos ese giro que las operadoras requieren.
Todo parece estar cambiando en el seno del fabricante norteamericano ante los problemas de diseño y seguridad de la versión MAX del 737, comercialmente la más exitosa de ellas, pero irónicamente la que podría condenar el futuro de esta gran aeronave civil y militar.
Y es que surgen versiones que ahora sí, forzada por la nueva realidad, Boeing estaría por lanzar el 797 más que como un NMA, como un reemplazo directo del 737 en particular sus versiones de más capacidad, cercanas por cierto a la que tenía el 757.
Los próximos meses nos dejarán más claro el escenario conforme algunos pedidos del MAX pudieran ser puestos en suspenso, pendientes de lo que Boeing pudiera ofrecer al segmento en la forma de un nuevo producto, que hay que decirlo, debería tratarse de un concepto tan radical y transformador en el sentido positivo como lo ha sido el 787, sin lo cual me temo, no tiene sentido desarrollarlo.
Dicho en otras palabras: el 797 debe ser una aeronave tan segura, productiva, económica, atractiva y sustentable, que las aerolíneas estén dispuestas a hacer fila en las oficinas comerciales de Boeing para obtener los mejores tiempos de entrega posible.
Me queda claro que la coyuntura para Boeing en el segmento del 737 es sumamente complicada y que en una de esas puede resultar, por lo menos en el corto y mediano plazo irremediable, pero quiero pensar, que el mayor fabricante aeroespacial del mundo tiene aquello que se necesita para no tener que abandonar un mercado en el que fue por décadas el líder. Lo contrario sería muy, pero muy preocupante no solamente para Boeing sino, y se dice fácil, para toda la industria aeroespacial norteamericana.
Habrá que estar entonces pendientes de las señales que emanen de Chicago; en una de esas finalmente habrá humo blanco para lanzar el 797, algo que me da la impresión puede ocurrir en julio próximo en el marco del show aéreo de Farnborough, Reino Unido.
Sobra decir que habrá que tomar en cuenta también lo que digan “los de enfrente”.
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