La transición a vehículos cero emisiones es un camino largo y complejo que requiere de inversión y coordinación, pero sobre todo de un liderazgo en el Gobierno federal, que contemple a todos los actores para acelerar el cambio de matriz energética del transporte en México.
“El reto que tenemos en México es doble, no solo es apoyar a los consumidores a que utilicen vehículos más limpios y seguros sino continuar siendo referencia de producción y exportación de vehículos pesados, ahora con menos emisiones”, detalló Miguel Elizalde, presidente ejecutivo de la Asociación Nacional de Productores de Autobuses, Camiones y Tractocamiones (ANPACT) durante la presentación del libro Grupo de Trabajo para la Electrificación del Transporte.
México ocupa el primer lugar en exportación de tractocamiones, es cuarto exportador y quinto productor de vehículos de carga, además de que ocupa el octavo lugar como productor de autobuses en el mundo.
En 2022 México produjo un total de 200 mil 726 vehículos de carga y pasaje, un 20.6% por arriba de 2021 cuando produjo 166 mil 377. A su vez, exportó 166 mil 878 vehículos de carga y pasaje, un 18.4% más que el año pasado.
“El uso que le damos a los vehículos pesados impacta fundamentalmente la movilidad y la logística, el 56% del total de la carga se mueve en autotransporte y básicamente el 100% de las mercancías de reparto y distribución se mueven en algún punto en vehículos de carga”, explicó para T21 el presidente ejecutivo de la ANPACT.
“Es el principal activo que tienen las empresas de autotransporte y logística, son los vehículos, que se encaminan cada vez más a la seguridad y el cuidado del medio ambiente”, dijo.
Durante el lanzamiento, Elizalde detalló que es preciso el desarrollo de una política pública que impulse la transición de la industria automotriz a cero emisiones. “Es necesario generar las condiciones que contemplen un permanente trabajo de investigación científica y tecnológica, que busquen la innovación y las mejores prácticas, la coordinación institucional, gubernamental, la colaboración del sector privado organizaciones no gubernamentales y la academia”, expuso.
Añadió que entre las áreas de oportunidad está la planeación y la construcción de una infraestructura energética estratégica, que contemple la generación, distribución e instalación de estaciones de carga, además, del manejo y confinamiento de las baterías.
“Tenemos que trabajar en la regulación y la gobernanza de este nuevo gran reto que permitirá establecer las reglas claras y certeras que alienten la inversión y que permitan homologar estándares, desde los componentes como las baterías, motores, cargadores, hasta los propios vehículos”, informó Elizalde.
Lo anterior como vía para que México continúe siendo referencia de producción y exportación de vehículos pesados, “fortaleciendo las cadenas de suministro en la región de Norteamérica con proveedores calificados e incrementando el contenido regional en los componentes, con la consecuente permanencia del empleo que la industria genera”, señaló.
Por su parte, José Zozaya, presidente de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), detalló que la publicación del libro Grupo de Trabajo para la Electrificación del Transporte representó el primer paso en la transición del transporte en México hacia la electrificación, sin embargo, apuntó que existen elementos que son indispensables para que sea una realidad.
Al igual que su homólogo en la industria de vehículos pesados, expuso que las áreas de oportunidad arrancan en la implementación de una política pública integral, coordinada desde el Gobierno federal, de la mano con la industria y la academia, que tenga como objetivo central la disminución gradual de las emisiones de CO2 hasta llegar a la neutralidad de carbono en 2050.
El representante de la industria automotriz detalló que para una transición exitosa es necesario emular la experiencia internacional, que ha basado el cambio de materia energética del transporte en la aplicación de incentivos fiscales y apoyos no fiscales para acelerar la adopción de tecnologías electrificadas. De igual manera es necesario establecer incentivos para la fabricación de vehículos electrificados en México y para ampliar y mantener la infraestructura de recarga que actualmente es insuficiente.
Finalmente, Zozaya destacó que en el tránsito a la movilidad eléctrica demanda un incremento en la disponibilidad de energía. Y aseguró que como iniciativa privada la AMIA está en la mejor disposición de contribuir con recomendaciones de política pública positiva y complementaria, para lograr la reducción de emisiones de CO2.
A su vez, el canciller Marcelo Ebrard admitió que la industria automotriz es de las más importantes para el país, por tanto, la coyuntura exige una acción inmediata de todas las áreas para lograr el objetivo de incrementar la participación de México en el sector, “estar a tiempo, no perder la oportunidad y defender nuestra competitividad”, expuso.
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