A partir de la apertura comercial de México en 1994 a la fecha, el sector externo tiene una importancia fundamental en la generación de la riqueza en el país, al grado de que las exportaciones pasaron de aportar el 13% del PIB nacional en 1994, a representar el 38% en 2019. En este mismo periodo se estima un crecimiento del volumen de bienes y servicios exportados de 6.2% por año, lo que destaca su dinamismo.
De acuerdo a los datos del año 2019, las exportaciones están concentradas en 7 categorías que representan el 75% del total de bienes transados: destacando las exportaciones de vehículos y sus partes, seguido de aparatos mecánicos, calderas, maquinaria y material eléctrico; esas 3 categorías suman el 60% del total de las mercancías exportadas.
La producción de estas exportaciones se localiza en diferentes entidades del país, destacando en el norte Chihuahua, Coahuila, Baja California, Nuevo León y Tamaulipas, mientras que en el centro encontramos a Guanajuato, Jalisco, San Luis Potosí, Puebla, Querétaro y Aguascalientes entre los más importantes.
La localización de la producción obedece principalmente al destino de estos productos los cuales en su mayoría tienen como principal mercado los Estados Unidos, ya sea como producto terminado o como parte de una cadena global de producción, por lo que deben de ser transportados del lugar de elaboración a su lugar de destino. El traslado de este gran cúmulo de mercancías principalmente se realiza por la vía terrestre. Según los datos de las exportaciones de 2019, el 62.5% se movió por este medio.
Desde los primeros meses del cierre de las actividades económicas debido a las medidas de confinamiento por la pandemia de la COVID-19, se gestaban 2 perspectivas entre los analistas económicos de cómo éstas afectarían el funcionamiento de la economía.
El primer escenario consideraba que la crisis que se avecinaba era muy diferente a las observadas anteriormente, donde el origen de estas tenía su fuente en desequilibrios por el lado de la oferta o de la demanda y por shocks financieros, mientras que la del 2020 era una crisis auto infligida y que por lo tanto la recuperación podría depender mucho de la reactivación de las actividades.
La segunda visión si bien coincidía en que la fuente de la crisis era artificial, no consideraba una recuperación tan inmediata por la afectación que iba a sufrir la planta productiva.
Con los datos al año 2020 de las exportaciones y todavía con algunas actividades limitadas en su funcionamiento, se puede observar que la recuperación por lo menos en este rubro del comercio exterior obedeció más a la primera hipótesis planteada por los analistas.
Si miramos los datos del crecimiento desestacionalizado de los trimestres correspondientes a la crisis del año 2009, comparado con el comportamiento mostrado de esta misma variable en el año 2020, se puede observar que la caída de las exportaciones a causa de la COVID19 si bien tocó un mínimo mayor al decrecimiento observado en el año 2009, la recuperación hacia tasas de crecimiento positivas fue más rápida a partir del IV trimestre, contando desde que inició la crisis.
Un patrón adicional que se puede observar en el comportamiento de los 2 periodos es que mientras en el 2009 las exportaciones tardaron prácticamente 2 años para mostrar tasas positivas, en la reciente crisis la recuperación apenas tomó un par de trimestres.
El comportamiento descrito del mercado de las exportaciones y la proporción de carga que se mueve vía terrestre se vio reflejada en la recuperación del movimiento de carga por las autopistas del país, como lo muestra la estadística de exportaciones recibidas en las principales aduanas de México que arribaron por este medio.
El patrón de comportamiento del volumen de mercancías exportadas vía terrestre confirma un conducta similar a las exportaciones, mientras que en el año 2009 los volúmenes de mercancías para su venta en el exterior, trasportados vía terrestre, tardaron un año para alcanzar los niveles anteriores a la crisis, para el 2020 prácticamente desde el mes de agosto ya se habían alcanzado los meses posteriores a esta y el final del año se posicionaron por arriba de los registrados en 2019, lo que explica en gran medida que los tránsitos de los camiones pesados en muchas autopistas del país se mantuvieran, inclusive en algunos activos y zonas se registraron crecimientos positivos en tránsito y en el ingreso, promoviendo una recuperación acelerada para el sector, mostrando una gran resiliencia y un comportamiento muy estable ante los shocks externos que se han presentado.
En esta Columna Invitada colaboraron Margarita Luna, Osvaldo Hernández Martínez y Dulce Rubí Baizabal, consultores en Cal y Mayor.
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Revisa la anterior columna: Economía mexicana, ¿una recuperación más rápida que la esperada?
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