Antes de que concluya el año, considero que es buen momento para revisar cuáles fueron las lecciones que la contingencia trajo a esta industria, la cual es de vital importancia para nuestra vida diaria, pues nos permite acceder de manera fácil y cómoda a todo lo que consumimos: medicamentos, ropa, alimentos, entre muchos otros artículos de primera necesidad.
La contingencia sanitaria, sin duda, fue la disrupción que puso a prueba la capacidad de la cadena de suministro de responder con agilidad a los cambios; primero, ante el cierre de China, nación que durante décadas ha ganado su posición en el comercio internacional como uno de los principales proveedores de productos, insumos y servicios.
Los efectos ocasionados son ya palpables, tan solo en los primeros 7 meses del año las importaciones que hace México de productos chinos como de máquinas, aparatos y material eléctrico cayeron 17.3%, en relación al 2019, y con ello se obtuvo el mayor descenso registrado desde 2012. Además de que se registró un descenso de 18.6% en autopartes en valor también provenientes del mismo país, en comparación con el mismo periodo del año anterior, de acuerdo con la Secretaría de Economía (SE).
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Ante este panorama, cambiar de proveedores fue la solución más factible y aunque pareciera un simple paso, los que trabajamos en la industria del supply chain sabemos que un cambio así implica contar con una logística sólida, capaz de planear contingencias y hacer más eficientes los recursos.
La primera gran lección fue que debíamos estar preparados para poder cambiar, de un momento a otro, la manera de operar de las cadenas de suministro; en otras palabras, la resiliencia se convirtió en pieza indispensable para adaptarnos al nuevo contexto.
En tanto que grandes corporaciones enseñaron y demostraron que el uso de herramientas tecnológicas basadas en Inteligencia Artificial (IA) representan una ventaja competitiva, pues permiten crear simulaciones virtuales con las que es posible tomar mejores decisiones para poder responder, de manera oportuna, a estos cambios en la demanda y las políticas.
Fue precisamente por ese ejemplo que la Transformación Digital se aceleró y logró avanzar en 3 meses lo que habría ocurrido en 3 años, de acuerdo con el estudio “Ciberseguridad: riesgos, avances, y el camino a seguir en América Latina y el Caribe”, de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Ahora bien, hubo otro elemento de vital importancia para las cadenas de suministro este 2020, el cual no se relaciona con la contingencia sanitaria: el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que luego de meses de incertidumbre sobre su implementación por fin entró en vigor el 1 de julio.
Y la lección que llegó con este acuerdo comercial fue clara: será necesario respetar todas sus reglas y conocer sus disposiciones para así poder sacar el mayor beneficio posible y hacer de este tratado un elemento de reactivación. La solución es contar con tecnología de análisis de datos que se traduzcan informes fáciles para evaluar la mejor manera de llevar nuestros productos a Estados Unidos y Canadá.
En resumen, en este 2020 las cadenas de suministro debieron aprender primero que la resiliencia es pieza angular en este contexto; segundo, que contar con tecnología de punta permite adaptarse a los cambios; y tercero, que es clave sumar herramientas de análisis de datos para aprovechar las nuevas oportunidades comerciales.
El próximo año que está por comenzar es el momento propicio para poner en práctica todo lo aprendido; lo que nos llevará a conformar una nueva industria, con cadenas de suministro resilientes, analíticas e inteligentes, que sean capaces de afrontar cualquier disrupción futura.
Revisa mi colaboración anterior: Cadenas de suministro ante el rebrote, ¿listas para afrontarlo?
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