Los especialistas constantemente desafían a la popular Ley de Murphy: ‘si algo puede salir mal, saldrá mal’. Para que los tiempos de entrega, y logística en general, salgan tal como lo planeado dependerán de la rápida manera de adaptarse a variables externas y de controlar y mitigar las variables internas.
Las variables externas son las que no están en nuestro poder como el clima. Si bien existen pronósticos, a veces no son acertados y las condiciones meteorológicas suelen ser cambiantes e impredecibles.
Del otro lado, las variables internas se refieren al manejo adecuado de la información, capital humano, logística, suministro, gestión de transporte, tecnología, trazabilidad, inventario, etc. Estos recursos son administrados bajo la ecuación costo-beneficio.
La entrega en tiempo y forma de las mercancías -en las mismas condiciones y cantidades en las que fueron recibidas- es el resultado de la eficiencia en logística y transporte. Para lograr lo anterior, el operador o la empresa transportista tuvo que implementar controles para mitigar los riesgos emergentes de sus operaciones.
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Por sencillo que suene llevar productos del punto A al punto B, siempre existirán obstáculos a superar en el camino. Asesorarse y contratar a expertos harán que sea más sencillo el viaje.
El asegurador, por ejemplo, considerará dentro del análisis de suscripción distintas variables como: tipo de mercaderías, suma asegurada, origen y destino del tránsito, reputación de la empresa logística y/o de la empresa transportista, medidas de seguridad, movimiento anual estimado, siniestralidad, entre otros.
El análisis de la aseguradora determinará el grado de exposición, si los controles son aceptables o no y el costo de la prima o seguro.
En principio y teoría, no debería de existir una ruptura entre los actores mencionados, aunque en la práctica, y en muchas ocasiones, parecería no alcanzarse una comunión entre las partes.
El seguro implica una transferencia de riesgo de quien contrata (asegurado) a quien brindará la protección (asegurador). Este último buscará, con suficientes controles, garantizar el tránsito sin sobresaltos ni contratiempos.
Los controles tienen la finalidad de minimizar cualquier riesgo, aunque, desafortunadamente, es una variable externa, imposible de controlar y que siempre estará presente.
El operador logístico y/o la empresa transportista puede ayudar a mitigar todavía más los riesgos, al incluir sistema GPS con monitoreo activo, protocolos de acción y recuperación frente a un accidente o robo, certificación de choferes y el control y mantenimiento de flota.
La responsabilidad de los clientes frente a la selección de su operador logístico o empresa transportista es un tema a destacar. Dentro del escenario de competencia de precios de fletes, la decisión del cliente no debería basarse, exclusivamente, en el tema monetario -quién cobra más o quién cobra menos- sino que debe considerar la oferta total de valor, que garantice un transporte seguro y eficiente.
El hecho de que un asegurado reciba una indemnización sobre un daño o una pérdida amparada por el seguro no implica que se haya mitigado la totalidad de la pérdida. Por ejemplo, difícilmente podrá medirse el impacto en la reputación e imagen comercial, o las implicaciones que los productos del asegurado lleguen al mercado ilegal.
Dichas situaciones no suelen ser consideradas dentro del escenario de análisis por parte de los potenciales clientes y asegurados.
Si bien existen múltiples variables a considerar, unificar criterios entre clientes, operadores logísticos, empresas de transporte y aseguradoras, a través de los agentes de seguros (brokers), nos llevará a evolucionar la industria.
El trabajo en equipo entre prestadores de servicios, operadores logísticos y empresas de transporte, junto con un departamento de control de pérdidas, es un gran paso -y compromiso- en la mitigación riesgo de las condiciones de transporte de mercancías.
Los jugadores involucrados en logística y transporte deben buscar el interés común que es garantizar el cumplimiento del viaje y la indemnización del seguro en los casos que, a pesar de haberse tomado todas las acciones y aplicado todos los controles posibles, fue imposible evitar el accidente que condujera a la pérdida o daño de las mercancías aseguradas.
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