![](https://t21.com.mx/wp-content/uploads/2023/08/viva_1.jpg)
No quito ni pretendo quitar el dedo del renglón: estoy convencido que los medios de comunicación formales, por amarillismo y las redes sociales, por ignorancia, le están haciendo un mal favor a la aeronáutica mundial con el trato que le dan a ciertos incidentes o emergencias menores en vuelo, que gracias al buen manejo que le dan los tripulantes, terminan siendo nada más eso: eventos sin trascender en el mejor de los casos a grandes emergencias y, en el peor, a accidentes.
No cabe duda que al público le encanta el morbo; los comunicólogos profesionales y los amateurs lo saben tanto así lo explotan en beneficio de ese “like” que atesoran. El problema es que al hacerlo, y más cuando le suman elementos infundados con el objetivo de dramatizar aun más un evento, están contribuyendo a que la subjetividad y su descendiente natural, el miedo, se apropien de la conversación, contribuyendo negativa y significativamente a esa percepción de seguridad por la que tanto se ha luchado en la aviación internacional, misma que alimenta la competitividad del medio.
El origen de esta entrega se relaciona con el problema en uno de sus motores que tuvo un Airbus A320 de Viva Aerobus luego de despegar del Aeropuerto “Miguel Hidalgo” de Guadalajara, Jalisco, con destino a Los Ángeles, California, el pasado 23 de agosto, espectacularmente presentado y viralizado por un video captado por una pasajera, evento perfectamente manejado por el área de comunicación de la aerolínea, dejando claro que ni la aeronave, ni sus ocupantes estuvieron en peligro toda vez que los pilotos mantuvieron siempre el control de la misma, transformado lo que sin duda debe ser considerado inicialmente como una emergencia que debe ser atendida con base a procedimientos en una situación de urgencia que puede y, de hecho debe concluir, sin otras consecuencias que un susto, en especial para los pasajeros, demora de un vuelo y daños al motor.
Lo que me preocupa es que el amarillismo y el morbo ante eventos como el descrito llegan a penetrar foros aeronáuticos en los que uno podría esperar se debería privilegiar la objetividad. Desgraciadamente no faltan voces que simple y sencillamente no comprenden que una de las responsabilidades de ser o considerarse aeronáutico es contribuir a la buena imagen pública del medio, evitando en lo posible incendiar las redes sociales con información tendenciosa, falsa o desproporcionada que en nada beneficia la promoción de lo aéreo. Y es que una cosa es comentar constructiva y profesionalmente algo que por ahí le pudiera haber ocurrido a un vuelo y otra pretender ganar popularidad y “likes” a su costa.
Me queda claro que si bien al final de cuentas comentarios como el que presento en esta entrega bien pueden terminar en letra muerta conforme nadie haga caso a lo compartido, también es cierto que por lo menos en este tipo de columnas se intenta hacer conciencia.
Comenta y síguenos en Twitter: @GrupoT21