Ignorando la identidad de la aerolínea, pensé que se trataba de un vuelo operado por una aerolínea de las llamadas “Low Cost”; y es que se estaba invitando a los pasajeros con equipaje de mano a documentarlo sin costo, debido, afirmaban a que el vuelo iba lleno. De hecho, en el vuelo que me llevó a Guadalajara la aerolínea que me transportó, esa sí, una verdadera “Low Cost”, hizo algo similar.
Hasta ahí todo me pereció normal, pero cuando escuché que, si por alguna razón, la aerolínea debía recoger y documentar algunos equipajes de mano de última hora de sus pasajeros lo iba a hacer y además cobraría por ello, me preocupé. ¿Escuché bien? -pensé.
Me acerqué a un representante de la aerolínea quien me confirmó que lo que escuché era cierto; me compartió que lo hacen debido a la saturación que un vuelo lleno genera en los compartimientos superiores de equipaje de mano dentro de la aeronave. En pocas palabras, me dijo que hacen la atenta invitación y la no tan velada amenaza a los pasajeros para animar a la mayor parte posible de ellos a aceptar que su equipaje de mano sea facturado, con todo lo que ello significa en materia de una potencial pérdida, daño o robo del contenido del equipaje, además de las demoras en el tránsito del pasajero en el aeropuerto de destino, asociadas a la necesidad de tener que esperar su entrega en las bandas de reclamo a la llegada.
Es decir, la aerolínea podía llegar a cobrarles a sus pasajeros por documentar un equipaje perfectamente legítimo de ser transportado como equipaje de mano por andar configurando sus aviones con más asientos de lo que solían hacerlo cuando ese modelo de avión fue diseñado, sin olvidar el detalle que el pasajero, además de tener que viajar más incómodo ahora tiene que hacer pagos indebidos.
Lo triste es que, insisto, no se trataba de una “Low Cost”, sino de la más representativa de las aerolíneas tradicionales de México: ¡Aeroméxico!, operadora que no se caracteriza por ofrecer las tarifas más bajas del mercado.
En una nota publicada por el portal de Expansión fecha el 17 de diciembre de 2019 se informa que Delta y su filial mexicana (Aeroméxico) están explorando esquemas de costos más competitivos en rutas dentro del país y destinos entre México y los Estados Unidos, sin caer, dicen ellos de lleno en un modelo de bajo costo. ¿En serio? ¡Claro que van hacia el “Low Cost”!, sólo que no quieren admitirlo.
Lo que escuché en esa sala de abordaje en Guadalajara no hace otra cosa que confirmarlo, por lo menos para quien firma esta nota. En el sentido estricto, yo no tengo problema alguno con el modelo de alta eficiencia operativa que tienen algunas aerolíneas. Es más, las favorezco por la misma razón que lo hacen la gran mayoría de los pasajeros: sus bajas tarifas, en especial cuando media el buen servicio.
Con lo que no estoy de acuerdo es con las distorsiones del modelo que están haciendo algunas operadoras.
En mi vuelo de ida, la verdadera “Low Cost” al invitarnos a documentar nuestro equipaje de mano nunca emitió esa virtual amenaza que definitivamente sí vertió el personal de Aeroméxico a sus pasajeros.
Ojalá y Aeroméxico entienda que, por lo menos en la actualidad no es, ni es percibida y no cobra como una “Low Cost” y que si lo quiere hacer debe de cambiar muchas cosas, comenzando por entender el modelo y lo más importante adecuar su cultura, marca y los diferenciadores que las distinguen.
Creo que no es la primera vez que lo afirmo: me parece un grave error pretender transformar a una aerolínea en algo que no es. Operar con calidad el modelo “Low Cost” es un arte que me queda claro nuestra principal compañía aérea no está preparada aún para dominar.
Comenta y síguenos: @GrupoT21
Consulta la edición electrónica de la revista T21 de febrero en este link