Recordemos que las marcas Avianca y TACA se fusionaron en torno a la primera de ellas en el año 2013, si bien cada aerolínea conserva la razón social que ampara su certificado de operador aéreo.
Lo cierto es que los problemas de la división brasileña, las cancelaciones de pedidos de aeronaves y los significativos acomodos que se han registrado en el control del capital de la tenedora, no hacen otra cosa que evidenciar una profunda crisis en el seno del segundo grupo de aerotransporte más importante de América Latina, detrás de LATAM.
¿Problemas de gestión? ¿Baja en la demanda? ¿Sobreoferta en el mercado? ¿Incremento de los precios del combustible? ¿Pugnas entre socios? ¿Competencia de aerolíneas extranjeras? ¿Problemas sindicales? ¿A qué se debe en realidad la debacle de Avianca Brasil y las turbulencias en Colombia y El Salvador?
Debo confesar que estoy intrigado. Lo más probable es que la respuesta, tal y como sucede, por ejemplo, con los accidentes aéreos, recae en la progresiva caída, producto de una mala gestión y de factores medio ambientales internos y externos, de las barreras estructurales, legales, administrativas, técnicas y profesionales que protegen a las personas y a los procesos contra eventos catastróficos.
Me da la impresión que, en el caso de Avianca, si bien la coyuntura propia del negocio de las aerolíneas está contribuyendo a las malas noticias, los problemas tienen mucho que ver con la rivalidad entre sus dos principales cabezas (Kriete y Efromovich).
De por sí resulta muy complicado hacer dinero en el aerotransporte; sumar al cóctel una variable tan perniciosa como esa, puede resultar particularmente devastador.
En este contexto llama la atención la intervención de United, acreedora de Synergy a la que ha prestado importantes cantidades de dinero y que ahora está convirtiendo en el fiel de la balanza dirigiendo el control de Avianca.
Sobra decir que por la importancia de la marca y las empresas en torno a ella en el aerotransporte latinoamericano, su futuro es algo que nos debe interesar.
Y otra cosa más: nos vamos olvidando de esa “Avianca México” que alguna vez sentimos estaba por hacerse realidad, principalmente por medio de Aeromar, aerolínea en la que Efromovich había expresado interés.
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