Es innegable el poder que tiene el IoT y no es de sorprender que su adopción vaya en aumento. De hecho, IoT Analytics estima que el número de dispositivos conectados aumente a 10 mil millones para 2020 y a 22 mil millones para 2025.
Esta avalancha de datos generados implica nuevos retos a enfrentar. Por eso, cuando pensamos en tecnología debemos contemplar un panorama integral que vaya más allá de un dispositivo. Se trata de prever soluciones completas que puedan ofrecer un valor diferenciado. Cuando se capitaliza correctamente el potencial de la innovación, los negocios pueden mantenerse de manera firme dentro de las nuevas olas y gozar de los beneficios que ofrecen.
Los ecosistemas tecnológicos son clave para alcanzar el éxito con el IoT, ya que permiten crear casos de uso innovadores que, al interconectarse entre ellos, producen un impacto con efecto multiplicador que es difícil de cuantificar.
Estos ecosistemas pueden conformarse por proveedores de sensores y plataformas, desarrolladores de hardware altamente optimizado, empresas de telecomunicaciones, empresas de desarrollo de software e integradores de sistemas (System Integrators o SI por sus siglas en inglés), grupos de estandarización, proveedores de servicios en la nube (privadas, públicas o híbridas), proveedores de analíticos, entidades de gobierno, laboratorios de investigación, instituciones académicas, ONGs, entre muchos más.
Los ecosistemas tecnológicos van cambiando y evolucionando de acuerdo con las necesidades y soluciones que se necesitan atender. Y por necesidades no me refiero solo a IoT, sino en la transformación digital que acompaña a las empresas y gobiernos.
Desde la automatización de procesos de negocio, hasta soluciones IoT de M2M (machine-to-machine) con analíticos y machine-learning, los ecosistemas permiten recortar el tiempo de salida al mercado (TTM, time to market), incorporar buenas prácticas de nuevos procesos de operación y nuevos modelos de negocio, y colaborar con talento humano preparado en diseño, desarrollo, integración y soporte.
Independientemente si estamos hablando de empresas u organizaciones pequeñas o grandes, el caso de uso y la arquitectura específica de IoT determinarán los componentes y organizaciones que intervienen en el ecosistema de IoT, desde sensores y dispositivos, capa de conectividad y red, hasta aplicación, monitoreo y gestión, integración con los procesos de negocio, integración de los sensores a la nube, cómputo, analíticos, machine learning, etc.
El IoT es capaz de tocar cualquier aspecto de nuestras vidas. El ecosistema tecnológico no solo se conforma de aplicaciones, plataformas, tecnologías, protocolos, dispositivos. Este ecosistema está conformado por talento humano con habilidades y competencias que deben saber adaptarse a los cambios que demanda un entorno altamente competitivo, trabajar en equipo y evolucionar sus procesos con la adopción de nuevas tecnologías.
Un estudio de Immersat Research Programme en 2017 reveló que el 33% de las organizaciones se beneficiaría de habilidades adicionales, mientras que un 47% dijo tener carencias de habilidades de IoT y el 30% dice que usará proveedores externos para algunos proyectos de IoT.
En este sentido, los esfuerzos por estimular e impulsar la educación desde edades tempranas hacia carreras STEM para cubrir la brecha de talento y generar continuamente competencias digitales y habilidades soft (como trabajo en equipo, liderazgo y pensamiento crítico), impactan en la rapidez con que las empresas y gobiernos adoptan iniciativas de transformación digital.