Urgen siete cajas secas de 48 pies para ser transportadas de Monterrey a Mérida. Favor de contactarme”, decía el mensaje en la red social LinkedIn la semana pasada.
Desconozco si dicha urgencia se atendió de manera satisfactoria para el solicitante, pero estoy cierto en que si se resolvió con esa premura, el costo fue alto. Son poco más de dos mil 200 kilómetros (km) los que separan a ambas ciudades vía carretera. Y para el autotransporte, es complicado conseguir carga de regreso en la región sureste, hasta Villahermosa (550 km de recorrido en vacío) o la región Coatzacoalcos-Minatitlán (730 km). Un costo importante que se debe sumar a la tarifa.
Si el nivel de desarrollo industrial en nuestro país estuviera más equilibrado entre regiones, sería una realidad el cabotaje marítimo que permitiría acortar mil km a la distancia que hay entre la capital neoleonesa y la yucateca; y un tercio a la tarifa pagada.
Un servicio como ese ya existió. Naviera Armamex puso su barco Popocatepétl II en el año 2006 a unir los puertos de Tampico y Progreso, llevando carga de la región noreste del país (Tamaulipas, Nuevo León, San Luis Potosí y Coahuila) a las ciudades de Mérida, Cancún y Riviera Maya.
En el sentido Tampico-Progreso el barco lograba tener volumen de carga, pero a la inversa el servicio tenía que extenderse a una salinera al Este de Progreso, Yucatán; a Dos Bocas, Tabasco; o a Coatzacoalcos, Veracruz; para evitar un regreso de vacío ante la falta de carga en Yucatán y Quintana Roo.
El esfuerzo de Armamex se frustró unos meses después. Hizo un intento loable por innovar en una ruta logística, pero se topó con la realidad: No existe equilibrio en el intercambio comercial entre la región noreste del país y la Península de Yucatán. El transporte es una demanda derivada del comercio y las actividades industriales, y el servicio no puede ser perfecto si de un lado existe un desequilibrio en la demanda.
La historia de Armamex con ese servicio ha sido el único esfuerzo serio hecho hasta ahora por echar a navegar un servicio de cabotaje fuera de lo que son los servicios de abastecimiento a la industria petrolera en el Golfo de México.
Es solo en el Mar de Cortés donde existen servicios de cabotaje de forma regular y exitosos. La geografía caprichosa de la península de Baja California, y el imán del desarrollo turístico de la zona La Paz-Los Cabos, es lo que ha impulsado el servicio de ferry entre Mazatlán y Topolobampo con La Paz.
México tiene más de 11 mil 200 km de litorales, y lamentablemente éstos se encuentran subdesarrollados. Contra lo que es el modelo en los países de primer mundo, en México las costas no han sido prioritarias. La industria se ha establecido en el centro del país y en la frontera norte exclusivamente.
En éstas condiciones, la iniciativa que promueve la Comisión de Marina de la Cámara de Diputados, pasará como muchas otras en el pasado, sin llegar a buen puerto.
Incentivar el desarrollo de las autopistas del mar para reducir el tráfico en nuestras carreteras, y su costo de mantenimiento, es una buena iniciativa que abona para ser un país logísticamente más competitivo y disminuir el impacto de la huella de carbono.
Sólo que para hacerlo posible, se necesita partir de una misión más grande aún. Una política pública que promueva el equilibrio en el desarrollo industrial entre regiones; y después, en incentivar que el autotransporte haga del marítimo un servicio aliado en aras de la eficiencia logística.
Pretender un resultado positivo sin estas acciones previamente, condenará al fracaso cualquier intento por lograr detonar al cabotaje marítimo en México.
P.D.
Going le hace honor a su nombre
La empresa tapatía que opera la principal terminal de carga del aeropuerto de Guadalajara, sigue sumando a la conectividad aérea de la región con la suma del vuelo de Korean Airlines Cargo con destino a Vancouver, Canadá. La perspectiva de muchos productores agropecuarios de la región de Jalisco, Michoacán, Colima e incluso Sinaloa, ha cambiado al poder bajarse del camión para subirse al avión y alcanzar mercados mejor pagados y llegar al anaquel con más frescura.
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