En el mundo, la movilidad eléctrica es un negocio incipiente, aunque con una amplia perspectiva de crecimiento en los años venideros. Se espera que para 2035 se dejen de fabricar las tradicionales unidades de combustión interna para dar paso a una mayor actividad industrial relacionada con los vehículos eléctricos (VE), un compromiso que la mayoría de las armadoras ha adoptado. En esta línea, México, situado entre los países líderes en producción y exportación automotriz, debe contemplar una estrategia integral hacia esta transición, en la que dé paso a la construcción de una cadena de suministro eficiente y sobre todo sustentable.
A la par de que en el país latinoamericano la movilidad eléctrica ha generado un ambiente de incertidumbre, especialmente por las carencias en infraestructura, legislación e incentivos económicos, Francisco Cabeza, presidente de la recién creada Asociación Mexicana de Impulso al Vehículo Eléctrico (AMIVE), menciona que si México continúa produciendo exclusivamente automóviles de combustión interna y no realiza las inversiones convenientes, corre el riesgo de quedar atascado en la producción de una tecnología que va de salida.
“Tiene que estar muy atento a esto (producción de VE), es algo que va a suceder porque así lo han anunciado las propias armadoras y porque las regulaciones a nivel internacional también están exigiendo el fin de la comercialización de los vehículos de combustión”, señala a T21 Israel Hurtado, presidente de la Asociación Mexicana de Hidrógeno (H2 México).
En este sentido, el país debe desarrollar una cadena de suministro de los VE fortalecida, sobre todo en el componente que les da vida, las baterías, mismas que suponen un gran desafío en cuanto a su manufactura y la logística, especialmente la transportación.
Valeria Cano, especialista en vehículos de nuevas energías en ZEISS Industrial Quality Solutions, compañía de inspección para el control de calidad, explica que México puede aprovechar el nearshoring (relocalización de líneas de producción) y la experiencia de otros países en la fabricación de estos componentes, como China.
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Retos en el camino
México, con toda su capacidad automotriz, mano de obra y tecnológica, tiene potencial para convertirse en un jugador importante en la fabricación de baterías, pero Francisco Cabeza señala que enfrentará desafíos que requerirán esfuerzos coordinados entre los sectores público y privado; además de que la diversificación de fuentes de energía y materiales es esencial para garantizar la sostenibilidad a largo plazo.
Esto comienza en la alta densidad de energía, que puede provocar que las baterías se quemen o exploten, lo que supone un reto para su fabricación y distribución…
Si deseas conocer más sobre el potencial de México en la cadena de suministro de las baterías para vehículos eléctricos, te invitamos a consultar la versión digital de la revista T21 en su edición de febrero 2024 dando clic aquí.
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