El paro de transportistas programado para el día de ayer en varias carreteras del país se llevó a cabo solo de manera parcial y no con la fuerza de convocatoria que originalmente se esperaba. La manifestación de protesta contra el hastío por los crecientes robos de mercancías en carretera y el uso de la fuerza de violencia por parte de los criminales en contra de los operadores del autotransporte de carga, se vio disminuido ante la división que lograron hacer las secretarías de Gobernación, Seguridad Pública Ciudadana y la de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes, quienes ofrecieron a algunas organizaciones transportistas crear mesas de trabajo para dar seguimiento al tema a cambio de que no se sumaran al paro.
La táctica fue exactamente la misma que empleó el sector público con la Alianza Mexicana de Organización de Transportistas A.C. (AMOTAC) en septiembre pasado, cuando este organismo amenazó con bloquear las principales carreteras del país para decir un ¡ya basta! contra el alza del robo al autotransporte de mercancías y la impunidad con que actúan los criminales. La promesa fue la misma. Cancelaron el paro y el resultado fue más robos e inacción de la Guardia Nacional en carreteras. Las mesas de trabajo no rindieron frutos.
Hoy, ante la misma receta que ofreció el gobierno para desactivar el paro, las opiniones entre transportistas están divididas. Por un lado, están los que lamentan no haber realizado el paro con fuerza para llamar la atención de una autoridad que es negligente en su compromiso de proveer seguridad a los mexicanos. Y por el otro, quienes creen que ahora sí el gobierno les cumplirá en brindarles la seguridad que en cinco años no se ha tenido para mantener un indicador de violencia a la baja en nuestros caminos.
El tiempo nos dirá quién tomó la mejor decisión.
No quiere que se le vaya el tren
El presidente Andrés Manuel López Obrador tiene una obsesión con los ferrocarriles de pasajeros entre muchas otras. Ayer, entre otras 19 iniciativas de reformas de ley, envió al Poder Legislativo una propuesta para elevar a rango constitucional la explotación de ferrocarriles de pasajeros sobre los 18 mil kilómetros de vías férreas que tienen concesionados las empresas ferroviarias para el movimiento de carga.
Sorprende cómo se van sumando decisiones y decisiones de políticas públicas que van impactando al presupuesto público de manera ingente, y que el crecimiento del mismo no se corresponde con los mayores cargos que por aumento de pensiones, subsidios a empresas paraestatales como Pemex y Comisión Federal de Electricidad, macroproyectos deficitarios, líneas aéreas que no transportan pasajeros suficientes, y un largo etcétera, nos puede mandar directo a una nueva crisis económica de esas de fin de sexenio que se tenían hasta el final del gobierno de Carlos Salinas de Gortari.
Los ferrocarriles de pasajeros aquí y en China son deficitarios y requieren de subsidios para hacer posible su operación. Pero en el gobierno parece que no hay quién corrija la plana o le recuerde el Estado benefactor del que venimos en los años 70 y que nos sumía en crisis económicas constantes.
Comenta y síguenos en X: @GrupoT21