La Alianza Mexicana de Organización de Transportistas (Amotac) logró con su amenaza de paro nacional en las carreteras sentar a las autoridades de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana y la Guardia Nacional, así como autoridades estatales de seguridad para revisar y proponer acciones en materia de seguridad en las carreteras del país.
No sólo eso. El compromiso adquirido incluye la creación de mesas de trabajo que coordinarán cada mes los delegados de la Amotac y los coordinadores estatales de la Guardia Nacional, para dar seguimiento a las acciones comprometidas. Con estos compromisos el paro que se realizaría estos días 29 y 30 de agosto fue aplazado tres meses a la espera de que las acciones derivadas de estos acuerdos demuestren resultados tangibles a favor de la seguridad en carreteras.
Y es que la inseguridad actual ya desbordó todos los límites de la tolerancia al interior de esta agrupación, cuyos límites de su resiliencia, quedó claro, están por debajo del de otras organizaciones de transportistas. El autotransporte del país está a merced del crimen organizado en las carreteras del país, pero también en el control del combustible que deben de comprar en plazas como Nuevo Laredo, o en la extorsión para llegar a ciudades como Reynosa, Matamoros, varias de Michoacán, así como del Estado de México, Puebla, Jalisco y Guanajuato.
El costo de la inseguridad se ha desbordado, y aunque muchos usuarios ya cargan con el mismo en las tarifas que cobran las autotransportistas, esto no es el mundo ideal. El gobierno ha perdido el control de amplios territorios a manos de grupos criminales y ha dejado a su suerte a los transportistas.
La Amotac ha dicho ¡ya basta! y ha sacudido a la autoridad para que esta deje su zona de confort y se espabile. Ya veremos en 90 días si el compromiso va en serio o es otra estrategia para ganar tiempo.
Ineficiencia portuaria cuesta 40% de flete
Algo se debe de hacer con urgencia para resolver el costo logístico que ya representa para los usuarios desembarcar sus contenedores por Manzanillo. De acuerdo con transportistas que operan en el puerto colimense, el costo de entrar al puerto y sacar el contenedor o contenedores del cliente representa el 40% de la tarifa por las ineficiencias que esta operación tiene.
Mire usted que promediar nueve a 10 horas desde que se sube a la unidad el operador para dirigirse al puerto y salir del mismo para agarrar ruta rumbo a su destino, representa un costo logístico casi equivalente a la mitad de la tarifa que cobran las transportistas por su arrastre a zonas como Guadalajara y el bajío.
Lógicamente esta situación genera además retrasos importantes dependiendo la hora de salida del puerto, ya que muchas veces se atraviesa la hora de descanso del operador y tiene que demorar su viaje al día siguiente.
Amén de que los operadores adentro del puerto no cuentan con servicios sanitarios a su disposición, ni áreas de descanso climatizadas o zonas para comprar algún alimento o bebida. El maltrato al que son sometidos los operadores en esta maniobra desestimula a muchos a continuar en este oficio a pesar de las oportunidades existentes y la necesidad de su talento.
El puerto más grande e importante de México adolece de buena infraestructura de accesos y de tecnologías de la información que hagan más ágil y eficiente su operación cotidiana.
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