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“Hoy vemos una SCT más sensible al tema pero necesitamos que se metan en serio con las obras. Esperemos que se lleven a cabo y no se queden en proyectos”, dijo en entrevista a T21.
Ramos destacó que el PNI tiene grandes obras que beneficiarán al transporte ferroviario. De entre ellas, destacó el tramo corto Aguascalientes-Guadalajara, una inversión de 11 mil 593 millones de pesos (mdp), el libramiento de Celaya, de cinco mil 582 mdp o el tren de pasajeros transpeninsular de Mérida, cuya primera etapa de construcción tendrá un costo de 18 mil mdp y podría emplearse también para el movimiento de carga.
“Con que se materialicen estos tres-cuatro proyectos al Intermodal le viene de maravilla”, apuntó Ramos, quien recientemente rebajó en 3% y 4% la previsión de crecimiento intermodal para 2014, situada en 19%, debido a la dubitativa situación económica mexicana actual.
En cuanto al tramo corto Aguascalientes-Guadalajara, Ramos resaltó que dará “una conectividad impresionante” a la zona y el poder incrementar los gálibos de los túneles permitirá que la ruta de Mexicali a Pantaco pueda hacerse en doble estiba, cuando hoy día “más de la mitad viene en estiba sencilla”.
El presidente de la AMTI evaluó que, en el mejor de los casos, se permitiría conectar la nueva línea del transpeninsular con las del Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec (FIT), con lo que se podría generar un corredor de doble estiba desde Ciudad de México hasta el estado de Yucatán.
En retrospectiva, Ramos valoró que durante muchos años el Gobierno Federal fijó su interés en las carreteras tras la privatización del ferrocarril a mediados de los noventa.
“El Estado sacó las manos del ferrocarril como si no fuera su responsabilidad –señaló- y las concesionarias invirtieron mucho dinero en infraestructura y equipo, pero el Estado en algunos tramos donde se requeriría la mano del Estado para poder incrementar y hacer más eficientes los servicios, no lo hizo”, suscribió.