De esta manera, habiendo decidido, además, Aeroméxico a finales del 2019 suspender sus vuelos a Shanghái, México se quedará, por lo menos en el corto plazo, sin vuelos directos de pasajeros entre el país y la segunda economía mundial, dejando a los vuelos cargueros dedicados de Cathay Pacific como los únicos enlaces, lo cual me parece verdaderamente sorprendente.
Y es que más allá de que los empresarios mexicanos vean a los chinos, por cierto con justa razón, como competencia, y estén decididos a que México no se celebre un Acuerdo de Libre Comercio con esa nación, siento que esa dinámica comercial, política, cultural, deportiva, diplomática e industrial, que en buena medida genera la demanda que justifica cualquier servicio aéreo, está dada entre México y China, más aún cuando tomamos en cuenta que desde hace ya casi 10 años los viajeros chinos han encabezado las cifras de turismo internacional global y que China como destino es ya la cuarta potencia.
La reflexión es obligada: ¿Qué es lo que ha impedido el éxito de los vuelos?
¿Será la postura de los empresarios mexicanos? ¿La nueva relación comercial trilateral en América del Norte? ¿La oferta de vuelos a China haciendo conexión en otros aeropuertos como Seúl o aeropuertos norteamericanos? ¿La falta de interés de los turistas chinos en visitar México o las complicaciones que pueden tener para obtener visados? ¿O será que al mexicano le cuesta mucho dinero ir a China?
Quizás la respuesta es que todo ello seguramente tiene algo que ver.
La verdad es que la decisión de China Southern me desconcierta; por ahí en una nota en la que comenté la salida de Aeroméxico de este mercado, me atreví a especular que la que no deja de ser la mayor aerolínea de China, tiendo un importante Hub en Shanghái, en una de esas pudiera hacerse de la ruta entre la dinámica urbe a la orilla del río Yangtzé y el AICM.
Parece ser que no será el caso, y que el mayor aeropuerto de América Latina verá cómo lo abandonan ahora las aerolíneas chinas, lo cual, como ya he compartido en estos mismos espacios editoriales, también es motivo de preocupación en relación a la competitividad de esa infraestructura.
Sobra decir que la dinámica reciente de la permanencia de las operadoras en el AICM me da motivos para pensar que el futuro de otras aerolíneas, que recientemente han iniciado vuelos de largo recorrido en ese aeropuerto, es cuestionable y que, en una de esas, más tarde que temprano, nos podemos terminar por enterar que ANA, Turkish o hasta la controversial Emirates estarían pensando también abandonarlo.
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