Es más, no me imagino hacer en la actualidad un viaje sin invertir una cantidad importante de tiempo buscando información en Internet, buena parte de la cual suelo dedicar a la que en la mayoría de los casos es la puerta de entrada o salida del destino: su aeropuerto.
Las opiniones de los expertos a las que he tenido acceso y un ejercicio personal de consulta de algunas páginas, me permiten llegar a la conclusión de que existe una relación directa entre la calidad de la experiencia de transitar físicamente por un aeropuerto y la calidad de las visitas virtuales que el usuario le hace empleando su computadora, tableta o teléfono inteligente.
Diseño, funcionalidad, cantidad y oportunidad de los datos que permitan dar respuesta a necesidades reales de información; congruencia, simplicidad, tropicalización; su valor como herramientas generadoras de tráfico, negocios e ingresos y el que contribuyan a la seguridad, eficiencia y velocidad de los tránsitos en las instalaciones, son, en mi opinión, algunas de las características que deben tener los portales.
Contrario a lo que uno podría esperar, no son los sitios de los aeropuertos que forman parte de los grupos públicos o privados que administran la mayoría de las principales terminales aéreas en México y en el mundo los que mejor hacen su trabajo de informar por medio del internet; me parece que los portales individuales funcionan mejor.
Llama mi atención la calidad los sitios de los aeropuertos de Toluca (TLC) y Querétaro (QRO), como la llama la del Aeropuerto “El Dorado” (BOG) que sirve a Bogotá, Colombia, portal al que me atrevo a colocar a la altura de otras excelentes plataformas, caso de las de Ámsterdam (AMS), Fráncfort (FRA), Miami (MIA) y Singapur (SIN).
Sobra decir que todo ejercicio de concepción o rediseño de un portal aeroportuario debe comenzar con una premisa básica: conocer perfectamente al usuario, especialmente al pasajero y sus necesidades.
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