Es por ello que entre las acciones iniciales que las aerolíneas emprenden al momento de una incidencia es cubrir con pintura su marca y logotipos en el avión afectado -cuando esto es posible claro está- para tratar de que estos aparezcan lo menos posible en las noticias, a fin de minimizar el impacto de la mala publicidad asociada a tal exposición.
También suelen retirar de sus itinerarios los números de vuelos asociados con algún accidente o evento negativo, en especial los más impactantes en la opinión pública.
Y es que mientras algunos accidentes nos remiten al lugar donde ocurrieron, por ejemplo, Tenerife en el caso de los Boeing 747 de Pan Am y KLM que chocaron en 1977 y Lockerbie en el caso del 747 de Pan Am derribado con una bomba en 1988, otros son recordados por su número de vuelo: Korean 007, TWA 800 y Malaysia 370 podrían ser buenos ejemplos.
Pero hay de números a números de vuelo, de ahí que eliminar de los itinerarios, por ejemplo, un vuelo número 9525, correspondiente nada menos que al reciente y terrible accidente del Airbus A320 Germanwings puede resultar más sencillo de retirar que digamos un número de vuelo 1, 01 o 001, designación que una aerolínea suele otorgar a vuelos o rutas particularmente importantes para ella.
Tenemos por ejemplo que el vuelo 001 de Pan Am era su vuelo alrededor del mundo, el 001 de Aeroméxico une a la Ciudad de México con Madrid, España y que 001 para Air France y British Airways hace algunos años no significaba otra cosa que vuelos en el supersónico Concorde.
Quizás esa sea la razón por la cual una de las aerolíneas más importantes, históricas y reconocidas en el aerotransporte mundial, designa actualmente así una frecuencia de sus servicios regulares entre Nueva York y Los Ángeles.
Paradójicamente, ese mismo número de vuelo se relaciona no con uno, sino con tres accidentes fatales de esa compañía en el pasado: El primero de los vuelos “uno” de este operador aéreo tuvo lugar en el año 1936 cuando un Douglas DC-2 se estrelló volando entre Memphis, Tennessee y Little Rock, Arkansas matando a sus 17 ocupantes, el segundo fue el que sufrió uno de sus Douglas DC-3 volando entre Nueva York y Detroit, Michigan en el año 1941, cobrando la vida de 20 personas.
También despegó de un aeropuerto neoyorkino su tercer vuelo “uno” malogrado, en este caso un Boeing 707-120 que en 1962 intentaba llegar a Los Angeles, California con 95 ocupantes. Con estos antecedentes, ¿quién se atrevería a volar en ese mismo vuelo?
Lo cierto es que estos accidentes tuvieron lugar hace muchos años y afortunadamente para la aerolínea en cuestión y para los pasajeros de su vuelo “uno”, los humanos tenemos mala memoria o desconocemos muchas cosas, y a menos que alguien por ahí nos lo haga saber, un asunto como el que comento en esta oportunidad pasaría desapercibido con facilidad, lo cual en mi opinión, no le quita lo interesante. ¿O no lo cree usted amigo lector?
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