Habiendo llegado a convertirse en la cuarta aerolínea más grande del mundo en función de los pasajeros-kilómetros que transporta anualmente y superada solamente por las tres mega aerolíneas norteamericanas (American, United y Delta) ¿Hay algo que podría detener a Emirates?
¡Claro que lo hay! Y es que los retos que tiene cualquier empresa, en especial una vinculada a un negocio riesgoso financieramente hablando como las aerolíneas son formidables y más cuando la compañía se ha desarrollado de una manera vertiginosa como lo ha hecho esta transportadora, en marco además de un contexto geopolítico y económico tan complejo como el relacionado con el Medio Oriente.
Mucho se habla de que la economía de Dubai pudiera estar sustentada en una frágil burbuja que bien podría explotar, tal y como estuvo a punto de ocurrir en los tiempos complicados que vivió el emirato entre los años 2007 y 2010.
En ese hipotético escenario, la buena noticia para Emirates es que a diferencia de otras actividades económicas de Dubai en las que el colapso de su economía significaría una catástrofe casi total, su sector aeronáutico no es necesariamente tan dependiente del dinamismo económico de la urbe debido a que para comenzar, más de 70% de los pasajeros y 90% de la carga que operan sus aeropuertos corresponde a tráfico de conexión, es decir, que no se interna o no se relaciona directamente con las actividades económicas del emirato.
Claro está que un posible entorno negativo de las finanzas locales seguramente podría afectar el flujo del tráfico aéreo y de los apoyos oficiales que la aerolínea estaría recibiendo, si es que recibe alguno.
Me da la impresión que Emirates a diferencia de Qatar y Etihad, acusados también por sus detractores de recibir ciertos subsidios, ha logrado tal tamaño y madurez operativa y financiera como para estar en condiciones de dar apoyos más que requerirlos.
Burbuja económica o no, Emirates al igual que el resto de los operadores aéreos del Medio Oriente enfrenta otras amenazas a su desarrollo.
Me gustaría destacar cinco:
1) La posibilidad de que la descomposición social, la guerra y el terror en esta parte del mundo lleguen a los Emiratos Árabes Unidos y los conviertan en un lugares poco atractivos para visitar o siquiera para hacer en ellos alguna conexión.
2) Las presiones que estarían haciendo algunas aerolíneas norteamericanas, europeas, asiáticas y africanas afectadas por su crecimiento para que sus gobiernos le limiten de alguna manera el acceso a sus mercados.
3) La saturación del espacio aéreo y la infraestructura de gestión de tránsito aéreo en la región.
4) La falta de personal técnico aeronáutico.
5) El sobreendeudamiento. Formidables retos no cabe duda, pero soy de la idea que Emirates y en general la aviación de esa parte del planeta no son los eslabones más vulnerables en la aeronáutica mundial actual, por el contrario: Se han convertido algunas de sus verdaderas fortalezas.
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