Como ejemplo, se encuentran la contracción de la demanda, restricciones de infraestructura aeroportuaria, devastadores fenómenos meteorológicos, crecientes costos de financiamiento, alzas en el tipo de cambio del dólar americano e inminentes jubilaciones de pilotos de esa generación que ingresó a ella hacia finales de los años 70 y principios de los 80 y que deben ser reemplazados.
Como cualquier otra aerolínea tradicional y más con una historia tan larga como la que tiene, Aeroméxico debe sumar a estos de por sí enormes desafíos, el reto de equilibrar su genuina e impostergable necesidad de incrementar su productividad y mantener en control sus finanzas, incluyendo sus pasivos laborales con el también genuino derecho de su personal de aspirar a mantener sus fuentes de empleo y beneficios, contratando en condiciones competitivas, pero justas, al personal que requiere para atender tanto sus operaciones actuales como las que su crecimiento genere.
En tiempos en los que la nómina sigue siendo de manera general después del combustible, el segundo gran costo en una aerolínea y siendo el personal, en conjunto con la modernización de equipos y procesos, un factor determinante a la hora de hablar de mayor eficiencia operativa y control de costos, cualquier noticia que tenga que ver con un sano ambiente laboral debe ser bienvenida.
Bastante documentados en los medios han estado los recientes conflictos laborales en importantes aerolíneas europeas como Air France, Cargolux y Lufthansa, cuyas operaciones se han visto afectadas por huelgas y otras acciones industriales de su personal sindicalizado de vuelo, todo esto en el marco de lo que a todas luces es un obligado proceso de ajuste que obedece a la nueva realidad del negocio del aerotransporte internacional en la que el futuro de estas icónicas aerolíneas podría estar inclusive en juego.
Los recientes informes que nos llegan en el sentido que Aeroméxico negoció con la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores de México -en mi opinión el gremio con el peso relativo más importante en su estructura laboral- un acuerdo multianual para las revisiones contractuales y salariales que comprende el plazo 2014-2018 es una excelente noticia que no hace otra cosa que hacerme sentir que por lo menos en el aspecto laboral.
Aeroméxico tendrá en el corto y quizás a mediano plazo, espacios de cielos básicamente en calma, algo que me parece un muy oportuno respiro para esta gran aerolínea que insisto, como muchas otras aerolíneas en el mundo, no la tiene fácil en sus crecientemente complejos mercados nacionales e internacionales de pasajeros y carga.
Como ejemplo, se encuentran la contracción de la demanda, restricciones de infraestructura aeroportuaria, devastadores fenómenos meteorológicos, crecientes costos de financiamiento, alzas en el tipo de cambio del dólar americano e inminentes jubilaciones de pilotos de esa generación que ingresó a ella hacia finales de los años 70 y principios de los 80 y que deben ser reemplazados.
Como cualquier otra aerolínea tradicional y más con una historia tan larga como la que tiene, Aeroméxico debe sumar a estos de por sí enormes desafíos, el reto de equilibrar su genuina e impostergable necesidad de incrementar su productividad y mantener en control sus finanzas, incluyendo sus pasivos laborales con el también genuino derecho de su personal de aspirar a mantener sus fuentes de empleo y beneficios, contratando en condiciones competitivas, pero justas, al personal que requiere para atender tanto sus operaciones actuales como las que su crecimiento genere.
En tiempos en los que la nómina sigue siendo de manera general después del combustible, el segundo gran costo en una aerolínea y siendo el personal, en conjunto con la modernización de equipos y procesos, un factor determinante a la hora de hablar de mayor eficiencia operativa y control de costos, cualquier noticia que tenga que ver con un sano ambiente laboral debe ser bienvenida.
Bastante documentados en los medios han estado los recientes conflictos laborales en importantes aerolíneas europeas como Air France, Cargolux y Lufthansa, cuyas operaciones se han visto afectadas por huelgas y otras acciones industriales de su personal sindicalizado de vuelo, todo esto en el marco de lo que a todas luces es un obligado proceso de ajuste que obedece a la nueva realidad del negocio del aerotransporte internacional en la que el futuro de estas icónicas aerolíneas podría estar inclusive en juego.
Los recientes informes que nos llegan en el sentido que Aeroméxico negoció con la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores de México -en mi opinión el gremio con el peso relativo más importante en su estructura laboral- un acuerdo multianual para las revisiones contractuales y salariales que comprende el plazo 2014-2018 es una excelente noticia que no hace otra cosa que hacerme sentir que por lo menos en el aspecto laboral.
Aeroméxico tendrá en el corto y quizás a mediano plazo, espacios de cielos básicamente en calma, algo que me parece un muy oportuno respiro para esta gran aerolínea que insisto, como muchas otras aerolíneas en el mundo, no la tiene fácil en sus crecientemente complejos mercados nacionales e internacionales de pasajeros y carga.
Como ejemplo, se encuentran la contracción de la demanda, restricciones de infraestructura aeroportuaria, devastadores fenómenos meteorológicos, crecientes costos de financiamiento, alzas en el tipo de cambio del dólar americano e inminentes jubilaciones de pilotos de esa generación que ingresó a ella hacia finales de los años 70 y principios de los 80 y que deben ser reemplazados.
Como cualquier otra aerolínea tradicional y más con una historia tan larga como la que tiene, Aeroméxico debe sumar a estos de por sí enormes desafíos, el reto de equilibrar su genuina e impostergable necesidad de incrementar su productividad y mantener en control sus finanzas, incluyendo sus pasivos laborales con el también genuino derecho de su personal de aspirar a mantener sus fuentes de empleo y beneficios, contratando en condiciones competitivas, pero justas, al personal que requiere para atender tanto sus operaciones actuales como las que su crecimiento genere.
En tiempos en los que la nómina sigue siendo de manera general después del combustible, el segundo gran costo en una aerolínea y siendo el personal, en conjunto con la modernización de equipos y procesos, un factor determinante a la hora de hablar de mayor eficiencia operativa y control de costos, cualquier noticia que tenga que ver con un sano ambiente laboral debe ser bienvenida.
Bastante documentados en los medios han estado los recientes conflictos laborales en importantes aerolíneas europeas como Air France, Cargolux y Lufthansa, cuyas operaciones se han visto afectadas por huelgas y otras acciones industriales de su personal sindicalizado de vuelo, todo esto en el marco de lo que a todas luces es un obligado proceso de ajuste que obedece a la nueva realidad del negocio del aerotransporte internacional en la que el futuro de estas icónicas aerolíneas podría estar inclusive en juego.
Los recientes informes que nos llegan en el sentido que Aeroméxico negoció con la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores de México -en mi opinión el gremio con el peso relativo más importante en su estructura laboral- un acuerdo multianual para las revisiones contractuales y salariales que comprende el plazo 2014-2018 es una excelente noticia que no hace otra cosa que hacerme sentir que por lo menos en el aspecto laboral.
Aeroméxico tendrá en el corto y quizás a mediano plazo, espacios de cielos básicamente en calma, algo que me parece un muy oportuno respiro para esta gran aerolínea que insisto, como muchas otras aerolíneas en el mundo, no la tiene fácil en sus crecientemente complejos mercados nacionales e internacionales de pasajeros y carga.
Como ejemplo, se encuentran la contracción de la demanda, restricciones de infraestructura aeroportuaria, devastadores fenómenos meteorológicos, crecientes costos de financiamiento, alzas en el tipo de cambio del dólar americano e inminentes jubilaciones de pilotos de esa generación que ingresó a ella hacia finales de los años 70 y principios de los 80 y que deben ser reemplazados.
Como cualquier otra aerolínea tradicional y más con una historia tan larga como la que tiene, Aeroméxico debe sumar a estos de por sí enormes desafíos, el reto de equilibrar su genuina e impostergable necesidad de incrementar su productividad y mantener en control sus finanzas, incluyendo sus pasivos laborales con el también genuino derecho de su personal de aspirar a mantener sus fuentes de empleo y beneficios, contratando en condiciones competitivas, pero justas, al personal que requiere para atender tanto sus operaciones actuales como las que su crecimiento genere.
En tiempos en los que la nómina sigue siendo de manera general después del combustible, el segundo gran costo en una aerolínea y siendo el personal, en conjunto con la modernización de equipos y procesos, un factor determinante a la hora de hablar de mayor eficiencia operativa y control de costos, cualquier noticia que tenga que ver con un sano ambiente laboral debe ser bienvenida.
Bastante documentados en los medios han estado los recientes conflictos laborales en importantes aerolíneas europeas como Air France, Cargolux y Lufthansa, cuyas operaciones se han visto afectadas por huelgas y otras acciones industriales de su personal sindicalizado de vuelo, todo esto en el marco de lo que a todas luces es un obligado proceso de ajuste que obedece a la nueva realidad del negocio del aerotransporte internacional en la que el futuro de estas icónicas aerolíneas podría estar inclusive en juego.
Los recientes informes que nos llegan en el sentido que Aeroméxico negoció con la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores de México -en mi opinión el gremio con el peso relativo más importante en su estructura laboral- un acuerdo multianual para las revisiones contractuales y salariales que comprende el plazo 2014-2018 es una excelente noticia que no hace otra cosa que hacerme sentir que por lo menos en el aspecto laboral.
Aeroméxico tendrá en el corto y quizás a mediano plazo, espacios de cielos básicamente en calma, algo que me parece un muy oportuno respiro para esta gran aerolínea que insisto, como muchas otras aerolíneas en el mundo, no la tiene fácil en sus crecientemente complejos mercados nacionales e internacionales de pasajeros y carga.
Como ejemplo, se encuentran la contracción de la demanda, restricciones de infraestructura aeroportuaria, devastadores fenómenos meteorológicos, crecientes costos de financiamiento, alzas en el tipo de cambio del dólar americano e inminentes jubilaciones de pilotos de esa generación que ingresó a ella hacia finales de los años 70 y principios de los 80 y que deben ser reemplazados.
Como cualquier otra aerolínea tradicional y más con una historia tan larga como la que tiene, Aeroméxico debe sumar a estos de por sí enormes desafíos, el reto de equilibrar su genuina e impostergable necesidad de incrementar su productividad y mantener en control sus finanzas, incluyendo sus pasivos laborales con el también genuino derecho de su personal de aspirar a mantener sus fuentes de empleo y beneficios, contratando en condiciones competitivas, pero justas, al personal que requiere para atender tanto sus operaciones actuales como las que su crecimiento genere.
En tiempos en los que la nómina sigue siendo de manera general después del combustible, el segundo gran costo en una aerolínea y siendo el personal, en conjunto con la modernización de equipos y procesos, un factor determinante a la hora de hablar de mayor eficiencia operativa y control de costos, cualquier noticia que tenga que ver con un sano ambiente laboral debe ser bienvenida.
Bastante documentados en los medios han estado los recientes conflictos laborales en importantes aerolíneas europeas como Air France, Cargolux y Lufthansa, cuyas operaciones se han visto afectadas por huelgas y otras acciones industriales de su personal sindicalizado de vuelo, todo esto en el marco de lo que a todas luces es un obligado proceso de ajuste que obedece a la nueva realidad del negocio del aerotransporte internacional en la que el futuro de estas icónicas aerolíneas podría estar inclusive en juego.
Los recientes informes que nos llegan en el sentido que Aeroméxico negoció con la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores de México -en mi opinión el gremio con el peso relativo más importante en su estructura laboral- un acuerdo multianual para las revisiones contractuales y salariales que comprende el plazo 2014-2018 es una excelente noticia que no hace otra cosa que hacerme sentir que por lo menos en el aspecto laboral.
Aeroméxico tendrá en el corto y quizás a mediano plazo, espacios de cielos básicamente en calma, algo que me parece un muy oportuno respiro para esta gran aerolínea que insisto, como muchas otras aerolíneas en el mundo, no la tiene fácil en sus crecientemente complejos mercados nacionales e internacionales de pasajeros y carga.
Como ejemplo, se encuentran la contracción de la demanda, restricciones de infraestructura aeroportuaria, devastadores fenómenos meteorológicos, crecientes costos de financiamiento, alzas en el tipo de cambio del dólar americano e inminentes jubilaciones de pilotos de esa generación que ingresó a ella hacia finales de los años 70 y principios de los 80 y que deben ser reemplazados.
Como cualquier otra aerolínea tradicional y más con una historia tan larga como la que tiene, Aeroméxico debe sumar a estos de por sí enormes desafíos, el reto de equilibrar su genuina e impostergable necesidad de incrementar su productividad y mantener en control sus finanzas, incluyendo sus pasivos laborales con el también genuino derecho de su personal de aspirar a mantener sus fuentes de empleo y beneficios, contratando en condiciones competitivas, pero justas, al personal que requiere para atender tanto sus operaciones actuales como las que su crecimiento genere.
En tiempos en los que la nómina sigue siendo de manera general después del combustible, el segundo gran costo en una aerolínea y siendo el personal, en conjunto con la modernización de equipos y procesos, un factor determinante a la hora de hablar de mayor eficiencia operativa y control de costos, cualquier noticia que tenga que ver con un sano ambiente laboral debe ser bienvenida.
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Los recientes informes que nos llegan en el sentido que Aeroméxico negoció con la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores de México -en mi opinión el gremio con el peso relativo más importante en su estructura laboral- un acuerdo multianual para las revisiones contractuales y salariales que comprende el plazo 2014-2018 es una excelente noticia que no hace otra cosa que hacerme sentir que por lo menos en el aspecto laboral.
Aeroméxico tendrá en el corto y quizás a mediano plazo, espacios de cielos básicamente en calma, algo que me parece un muy oportuno respiro para esta gran aerolínea que insisto, como muchas otras aerolíneas en el mundo, no la tiene fácil en sus crecientemente complejos mercados nacionales e internacionales de pasajeros y carga.
Como ejemplo, se encuentran la contracción de la demanda, restricciones de infraestructura aeroportuaria, devastadores fenómenos meteorológicos, crecientes costos de financiamiento, alzas en el tipo de cambio del dólar americano e inminentes jubilaciones de pilotos de esa generación que ingresó a ella hacia finales de los años 70 y principios de los 80 y que deben ser reemplazados.
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En tiempos en los que la nómina sigue siendo de manera general después del combustible, el segundo gran costo en una aerolínea y siendo el personal, en conjunto con la modernización de equipos y procesos, un factor determinante a la hora de hablar de mayor eficiencia operativa y control de costos, cualquier noticia que tenga que ver con un sano ambiente laboral debe ser bienvenida.
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Los recientes informes que nos llegan en el sentido que Aeroméxico negoció con la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores de México -en mi opinión el gremio con el peso relativo más importante en su estructura laboral- un acuerdo multianual para las revisiones contractuales y salariales que comprende el plazo 2014-2018 es una excelente noticia que no hace otra cosa que hacerme sentir que por lo menos en el aspecto laboral.
Aeroméxico tendrá en el corto y quizás a mediano plazo, espacios de cielos básicamente en calma, algo que me parece un muy oportuno respiro para esta gran aerolínea que insisto, como muchas otras aerolíneas en el mundo, no la tiene fácil en sus crecientemente complejos mercados nacionales e internacionales de pasajeros y carga.
Como ejemplo, se encuentran la contracción de la demanda, restricciones de infraestructura aeroportuaria, devastadores fenómenos meteorológicos, crecientes costos de financiamiento, alzas en el tipo de cambio del dólar americano e inminentes jubilaciones de pilotos de esa generación que ingresó a ella hacia finales de los años 70 y principios de los 80 y que deben ser reemplazados.
Como cualquier otra aerolínea tradicional y más con una historia tan larga como la que tiene, Aeroméxico debe sumar a estos de por sí enormes desafíos, el reto de equilibrar su genuina e impostergable necesidad de incrementar su productividad y mantener en control sus finanzas, incluyendo sus pasivos laborales con el también genuino derecho de su personal de aspirar a mantener sus fuentes de empleo y beneficios, contratando en condiciones competitivas, pero justas, al personal que requiere para atender tanto sus operaciones actuales como las que su crecimiento genere.
En tiempos en los que la nómina sigue siendo de manera general después del combustible, el segundo gran costo en una aerolínea y siendo el personal, en conjunto con la modernización de equipos y procesos, un factor determinante a la hora de hablar de mayor eficiencia operativa y control de costos, cualquier noticia que tenga que ver con un sano ambiente laboral debe ser bienvenida.
Bastante documentados en los medios han estado los recientes conflictos laborales en importantes aerolíneas europeas como Air France, Cargolux y Lufthansa, cuyas operaciones se han visto afectadas por huelgas y otras acciones industriales de su personal sindicalizado de vuelo, todo esto en el marco de lo que a todas luces es un obligado proceso de ajuste que obedece a la nueva realidad del negocio del aerotransporte internacional en la que el futuro de estas icónicas aerolíneas podría estar inclusive en juego.
Los recientes informes que nos llegan en el sentido que Aeroméxico negoció con la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores de México -en mi opinión el gremio con el peso relativo más importante en su estructura laboral- un acuerdo multianual para las revisiones contractuales y salariales que comprende el plazo 2014-2018 es una excelente noticia que no hace otra cosa que hacerme sentir que por lo menos en el aspecto laboral.
Aeroméxico tendrá en el corto y quizás a mediano plazo, espacios de cielos básicamente en calma, algo que me parece un muy oportuno respiro para esta gran aerolínea que insisto, como muchas otras aerolíneas en el mundo, no la tiene fácil en sus crecientemente complejos mercados nacionales e internacionales de pasajeros y carga.