En su libro de 1982 titulado: “The Sporty Game”, John Newhouse habla del riesgoso y altamente competitivo negocio de fabricar y vender aeronaves comerciales, ofreciendo una visión magistral de las entrañas de esta complejísima actividad, íntimamente vinculada no solo a la técnica, sino a la economía y la política, esta última con dos grandes bloques protagonistas: Norteamericanos y Europeos.
Si bien regalándonos algunas importantes aeronaves como el primer jet de pasajeros del mundo el de Havilland Comet, el versátil jet ejecutivo y carguero Dassault Falcon, el esbelto Vickers VC-10, el hermoso y el adelantado Sud Aviation Caravelle, lo cierto es que a no ser por el prestigio que le valió el inigualable Aerospatiale-BAC Concorde, hacia los años 70, la industria de las construcciones aeronáuticas civiles y comerciales europeas no se podía comparar en lo más mínimo con la industria norteamericana.
En este contexto y sin hacer mucho ruido, franceses, ingleses y alemanes usaron la experiencia de los dos primeros en torno al Concorde, para concebir y desarrollar un birreactor de cabina ancha de corto y mediano alcance, que sustituyese al Boeing 727-200 en algunas rutas europeas que requerían mayor capacidad, no así los tres motores, tres pilotos, alcance y costos de operación de las opciones norteamericanas en esta categoría de capacidad, llámense: McDonnell Douglas DC-10 y Lockheed Tristar.
El Airbus A300 (denominado así por esos 300 pasajeros que originalmente debía transportar) llevó a los europeos a la ruta del liderazgo mundial en materia de construcciones de aeronaves comerciales, en particular cuando Airbus Industrie desarrolló su exitosísimo modelo A320.
Logísticamente hablando además, el A300 es importante, toda vez que fue el primer avión comercial fabricado bajo el sistema de producción “Justo a Tiempo”. El modelo producción de Airbus basado en múltiples fábricas en Europa requiere de un avión con capacidades especiales de carga de gran volumen para transportar secciones a las planta de ensamble final.
Para el A300, la solución recayó en el Aerospacelines Super Guppy, aeronave norteamericana concebida sobre la base del C-97 Stratofreighter, irónicamente fabricado por Boeing. Así es amigo lector; la producción de Airbus dependió hasta la incorporación del Airbus A300-600ST en 1995, mejor conocido como Beluga de una aeronave en buena medida de Boeing, en un principio vender el A300 no fue sencillo y más fuera de Europa; los pedidos escasearon por años.
Sin embargo, a partir del 23 de mayo de 1974, fecha en la que Air France puso el modelo en servicio en la ruta París (Charles De Gaulle)-Londres (Heathrow) los resultados hablaron por si solos y poco a poco, aerolíneas de todo el orbe vieron su potencial y decidieron incorporarlo a sus flotas. Un parteaguas en su futuro fue el acuerdo que Airbus cerró en 1977 con la aerolínea norteamericana Eastern Airlines para rentarle cuatro ejemplares sin costo por seis meses.
La estrategia funcionó e Eastern, encantada con el desempeño del avión, hizo un pedido por 23 de ellos, abriendo así las puertas del mercado norteamericano a Airbus, forzando a Boeing a acelerar el desarrollo de su propio birreactor de cabina ancha: El Boeing 767.
Conforme los primeros A300 fueron acumulando horas de vuelo y fueron reemplazados de las flotas de los servicios de pasajeros, algunos ejemplares, en especial de la versión B4 se convirtieron a cargueros dedicados, ofreciendo a operadores como la aerolínea mexicana AeroUnión que lo opera desde el año 1999, una competitiva plataforma de transporte aéreo de mediano alcance y capacidad de unas 40 toneladas de carga.
Actualmente, la versión 600F, con alcance inclusive transatlántico se mantiene como una popular aeronave entre los operadores cargueros de todo el mundo.
Al haber llevado exitosamente al avión de cabina ancha y gran capacidad al nivel de birreactor de corto y mediano alcance, operado por dos pilotos y al haber sentado las bases de la empresa que ahora disputa a Boeing seriamente el primer lugar en número de aeronaves comerciales vendidas, el Airbus A300 pasa a la historia como una de las aeronaves que más han revolucionado al aerotransporte, y por esta razón, ese primer vuelo regular de un A300 de Air France, entre París y Londres hace 40 años, debe ser considerado como histórico. Un vuelo por cierto, “Justo a Tiempo”.