El panorama para el comercio mundial de mercancías se vislumbra poco alentador para 2023. Los expertos de la Organización Mundial de Comercio (OMC) pronostican un crecimiento del 3.5% para el cierre de este año, pero para el siguiente prevén un aumento solo del 1 por ciento. En este contexto ¿cuál es el panorama para México?, ¿qué áreas de oportunidad tiene? y ¿qué requiere implementar para impulsar su comercio exterior?
La coyuntura económica por la que atraviesa actualmente el mundo impacta y seguirá impactando al comercio internacional y a las cadenas de suministro en el 2023. Si hacemos un recuento, este año dos de los eventos que obligaron a la reconfiguración de las cadenas de suministros fueron sin duda la guerra entre Ucrania y Rusia, la cual aún no cesa, y el confinamiento en China debido a la pandemia, país en donde la sociedad ya se ha manifestado en contra de la política de “cero COVID” que las autoridades siguen aplicando.
Estos hechos, sumados a la inflación generalizada y al incremento de las tasas de interés, contribuirían a la inminente desaceleración de la economía mundial. Por lo pronto, para enero de 2023 se prevé un incremento en los costos de los fletes marítimos para los barcos que transiten por vías como el Canal de Suez, 10% más para los graneleros y 15% para todo tipo de buques. Estos incrementos se extenderán a otras vías marítimas y a otros medios de transporte.
Los expertos prevén una recesión de la economía de Estados Unidos en el primer trimestre de 2023 y, con esto, México sería uno de los primeros países en resentir los efectos en sus exportaciones, con una caída de la producción manufacturera. Recordemos que el 82% de las exportaciones mexicanas van para ese país norteamericano.
¿Cuáles son las fortalezas de México para hacerle frente al entorno mundial? Si lo vemos por el lado de los tratados de libre comercio, el T-MEC es una de las cartas fuertes para el impulso del comercio exterior. Entre los sectores que tienen gran potencial para la atracción de inversión destacan el automotriz, aeroespacial, farmacéutico, logístico y el transporte.
Sin embargo, para aprovechar los beneficios del T-MEC hay que fortalecer primero la relación entre la iniciativa privada y el gobierno y, a su vez, el sector empresarial demanda el desarrollo de políticas públicas para que realmente se genere la inversión.
Por otro lado, la dependencia de las exportaciones hacia el mercado norteamericano no abona al fortalecimiento del comercio exterior mexicano. En ese sentido, es importante que el país diversifique sus exportaciones hacia nuevos mercados regionales y con otros productos.
Otro elemento que México tiene a su favor es el nearshoring. Esta tendencia que ha centrado la atención del mundo en nuestro país para la relocalización de las cadenas de suministros, sobre todo asiáticas, abre horizontes importantes para la economía mexicana.
En el Congreso de Comercio Exterior del Consejo Empresarial Mexicano de Comercio Exterior, Inversión y Tecnología (Comce), celebrado a inicios de diciembre, Marcelo Ebrard Casaubón, titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores, afirmó que los países de Medio Oriente ven a México como “la nueva China”.
Para él esa afirmación es válida, pero considera que el país necesita desarrollar el potencial que tiene con mano de obra calificada para sectores industriales específicos, infraestructura fronteriza de primer nivel y mayor capacidad en la generación de energía para poder cubrir los requerimientos en el corto y en largo plazo de las empresas automotrices, y certificarlas en sus procesos.
Lo anterior es cierto. Y son solo algunas de las necesidades que se deberán cubrir para atender la relocalización de las empresas y poder hacerle frente al ritmo de crecimiento industrial que actualmente tiene el país y que en los próximos años crecerá de manera exponencial con el nearshoring.
Ya se habla también de conceptos como el friendshoring, que es la reubicación de parte de la cadena de producción en economías amigas y regionales, y es la evolución del nearshoring. Muchos ya se preguntan ¿cuáles economías son “amigas” de México para hacer sinergias comerciales fructíferas?
Se requiere más que eso. Además de la infraestructura fronteriza para el transporte carretero y ferroviario, el país demanda de plataformas portuarias, modernización de sus puertos de carga, conectividad intermodal y eficiencia aeroportuaria (por cierto, México aún no recupera la Categoría 1 en seguridad aérea) para cadenas de suministro más eficientes. Y sí, relaciones multilaterales que establezcan reglas del juego competitivas y parejas para todos.
Directivos del Comce ven a las exportaciones como “el elemento clave para contrarrestar la recesión mundial con el objetivo de contribuir a la recuperación económica de México”. Además de las exportaciones, se necesita también desarrollar todos los sectores industriales y los no industriales, como el turístico, ya que todos deben ser competitivos y ancla para el crecimiento de la economía nacional. ¿No lo cree así estimado lector?
Te invito a leer mi columna anterior: Complemento Carta Porte: ¿existen las condiciones para aplicarse?
Diego Sahagún es especialista en comercio exterior, logística internacional, administración logística, cadena de suministro y análisis financiero. Actualmente se desempeña como Joint CEO de Aduaeasy.
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