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Esta reflexión empieza con la pregunta: ¿conoces las distintas marcas y modelos de autos híbrido y/o eléctricos? En caso afirmativo, una posible pregunta sería: ¿cuál crees que es el tiempo promedio de espera en caso de querer adquirir uno de ellos? Más de uno nos hemos quedado mudos con los tiempos de espera y es aquí donde te invito a revisar las razones del porqué el tiempo de espera para adquirir un vehículo oscila entre los 4 a 8 meses. Este tiempo dependerá de tu elección en el tipo de motor, gasolina, híbrido o eléctrico.
El sector automotriz también se ha montado en la ola de la innovación y con ello ha dado paso a la creación de nuevas experiencias frente al volante, por ejemplo, desde un vehículo conectado con el fabricante para asistencia vial hasta un monitoreo 24/7 a través de sistemas de seguridad.
Para adquirir un automóvil con estas características hoy en día, este lleva más de mil semiconductores. Por ejemplo, un faro de un auto puede contener hasta 20 chips, 2 veces más de los incluidos en los modelos de hace 20 años.
No obstante, para producir y satisfacer la demanda del consumidor, quien está cambiando su consumo de vehículos, hace falta que las cadenas de suministro funcionen a la perfección para cumplir con los compromisos adquiridos con los compradores en tiempo y forma.
Lamentablemente esto hoy no es posible tras un par de años marcados por la emergencia sanitaria y algunos desastres naturales como la tormenta sucedida en Texas, que detuvo el suministro de gas en las plantas productivas, el incidente en el Canal de Suez o el incendio en la planta de Renesas Electronics en Japón donde se fabricaban los chips.
Cadena de producción limitada
Si bien el 2022 era visto por el sector como el año de posible recuperación, está siendo mucho más complicado de lo que se contemplaba. IHS Markit, en marzo de este año, rebajó en 2 millones su pronóstico de producción hasta los 81.6 millones de autos mientras que en 2019 se vendieron 92 millones y su predicción para 2023 es de 88.5 millones.
Además de lo ya mencionado, los principales factores que han provocado este panorama para el sector han sido un alza en la inflación a lo largo del año, la cual, todavía no da señales de un decrecimiento; así como el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, el cual afecta principalmente a las armadoras europeas y también a las cadenas de producción.
Ucrania juega un papel importante en las cadenas de suministro del sector, datos apuntan que el 45% de los arneses de cableado proceden de este país. Jabel, empresa enfocada en circuitos, conductores y tarjetas, tiene el 60% de sus fábricas en este país. Por su parte, datos de WorldSteel apuntan que la demanda de acero apenas crecerá 0.4% en este año. Además, países como Alemania, tienen una gran dependencia rusa en energía y materias primas.
Lo mencionado anteriormente es reforzado por S&P Global Mobility que apuntó 2024 como el año hasta el que la producción en este sector se reduzca.
Después de revisar estos datos, si estamos inclinándonos hacia modelos híbridos o eléctricos el tiempo de espera será mayor, dando pie a revisar la orientación de la demanda de consumo. Este tercer factor está compuesto por la preferencia de las nuevas generaciones orientadas a “movilidad bajo demanda”, la saturación de las ciudades y también por los gobiernos conteniendo el consumo a los autos de energía fósil a través de cargas impositivas adicionales.
A lo anterior, debemos considerar la capacidad de suministro para demanda. La mayoría de las marcas europeas parten con cierta desventaja ante las asiáticas al no contar con disponibilidad de modelos, aunque la distancia cada vez es menor.
La suma de lo anterior y después de 2 años de continuas disrupciones el sector se encuentra ante un escenario donde hay cambios en los patrones de demanda y suministro que han puesto diversos retos al sector automotor, el primero de ellos: el balance entre la demanda y suministro para llegar a la orden en tiempo y forma.
En búsqueda del futuro porvenir vía la tecnología
En primer lugar, los fabricantes tuvieron o tienen que llevar a cabo un cambio en el modelo de previsión de demanda, la realidad es que pese a todo lo que mencioné anteriormente, hoy en día la petición de autos es mayor a la oferta por todos los desajustes en las cadenas de suministro, lo que provocó retraso en la producción y la venta de autos que aún no están ni en stock de las concesionarias.
De acuerdo con datos del Inegi, en 2022 se estima una producción de 2.9 millones de autos en México, 1 millón menos que en 2017, lo que provoca listas de espera para adquirir un vehículo de al menos 5 meses. Datos también del organismo apuntan a que la venta de autos en nuestro país apenas superará el millón de ejemplares para 2022.
Esa caída en la producción también está ocasionada por el sobrecosto cercano al 300% que sufrió el transporte de contenedores de materiales para la fabricación de autos derivado del panorama mundial, lo que provocó que el costo operativo de las cadenas tuviera que verse afectado por parar y mantener la maquinaria en condiciones óptimas para regresar a producir cuando fuese necesario.
México exportó 2.7 millones de autos en 2021 de acuerdo con datos del Inegi, esto supuso una disminución de 700 mil autos comparado con 2018. Dentro del T-MEC este sector juega un papel fundamental, por ello, será necesario que decidan incorporar tecnología que les permita reaccionar a todo lo anteriormente mencionado.
La implementación de tecnología ayudará al sector automotriz de nuestro país a implementar un modelo más eficiente que le propicie visibilidad punta a punta de su proceso de venta, desde la adquisición de materias primas, hasta la venta en la concesionaria.
La inclusión de soluciones de TI permite a las empresas contar con herramientas de análisis y estadísticas que les den la posibilidad de incorporar líneas de producción flexibles y, sobre todo, adaptarse a escenarios cambiantes como los que están viviendo ahora.
Es desde esta reflexión que crear fábricas de chips para cumplir con la demanda de esta materia no es suficiente. El sector está cambiando hacia lo flexible y sustentable con modelos amigables con el medio ambiente, pero al mismo tiempo, supone un reto para las empresas que van más allá de la cadena de suministro.
Te dejo las siguientes preguntas: ¿Las ciudades están listas para evolucionar a modelos híbrido o eléctricos? ¿Cómo se podrán reciclar las baterías sin detener el camino a la sostenibilidad? ¿Estamos listos para movernos a través movilidad bajo demanda, “la uberización” del coche o eres de la vieja guardia donde no te puedes mover sin coche propio?
Revisa mi columna anterior: Industria 4.0, sinónimo de visibilidad y productividad
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Ana Núñez actualmente es directora de digital supply chain para manufactura, energía y recursos naturales en SAP México.
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