Ante este panorama, muchas empresas deben preguntarse ¿cuál es mi capacidad y tiempo de recuperación para que mi operación logística se restablezca ante una eventualidad? La respuesta es: resiliencia. Se trata de un concepto que nuestra cadena de suministro debe tener en su ADN para salir avante de la contingencia que vivimos a nivel global.
Cobertura especial: COVID-19 y su impacto en la cadena de suministro
Los cambios que estamos viviendo día a día, desde la demanda, la atención a los clientes, la dinámica de trabajo de nuestros equipos, la colaboración con nuestros proveedores y los procesos de abastecimiento, nos invitan a tener dos conceptos en mente: visibilidad y agilidad, con los que se puede evitar ser alcanzados por efecto látigo de la cadena de suministro por el alza o caída abrupta de demanda que impacte nuestra capacidad de suministro.
Por tal motivo, comparto tres aspectos esenciales para conseguirlo:
a. Entender nuestro entorno y hacer un rápido diagnóstico de este. No podremos gestionar lo que no vemos. Si contamos con un sistema ágil de planeación de la cadena de suministro –conectado a la plataforma logística digital– podremos visualizar qué requerimos en cuanto a materia prima, producto en proceso o identificar si nuestro inventario en tránsito está a punto de arribar con el cliente.
Al tener a todas las entidades de la red (proveedores, fabricantes, centros logísticos, distribuidores) en la “misma página” podremos obtener una visión holística que nos ayudará a entender cómo enfrentar impactos como el del efecto látigo. Hoy en día pocas son las compañías que cuentan con un recurso tan valioso como es el tiempo para analizar la situación y tomar las mejores decisiones que sus cadenas de valor requieren.
b. Ser ágiles para ayudar a nuestras cadenas a recuperarse de los impactos que genera la incertidumbre. La alineación continua a través de una planeación y ejecución de la cadena de suministro en tiempo real nos dará flexibilidad para tomar decisiones sobre impactos por cambios bruscos en la demanda y suministro como las diferentes fases de contingencia por el COVID-19.
El tener herramientas con capacidades analíticas y de predicción permitirá al gerente y/o director de operaciones tomar decisiones, ya sea de gestionar con mayor antelación su inventario o buscar nuevos canales de venta para mover nuestro capital de trabajo y no impactar nuestros estados financieros.
c. Realizar un cuidado preventivo. Tal y como esta contingencia sanitaria nos da como lección, la prevención nos dará resiliencia. Las compañías que cuentan con modelos de operación con capacidad de priorización y flexibilidad estratégica para asignar recursos de acuerdo a capacidad instalada (inventarios) responderá mejor en situaciones como estas.
La cadena de suministro que es capaz de mitigar riesgos a través de la gestión de su inventario, de forma estratégica, será una cadena de suministro resiliente y con capacidad de mantener la continuidad de negocio.
Las estrategias de mitigación de riesgo pueden ser diversas, entre ellas, contar con una red de colaboración de proveeduría que permita mantener costos y continuidad. Otra de ellas, redes alternativas de distribución (terrestre vs. aéreo vs. marítimo) nos ayudará a mantener niveles de servicio y salir con menor impacto en esta coyuntura.
De ahí que la visibilidad y la agilidad de la cadena de suministro es mucho más relevante hoy que nunca.
Comenta con Ana Núñez en: @acnunezg / @sapnoticiasmx
Sigue a T21 en Twitter: @GrupoT21
- Consulta la edición electrónica de la revista T21 de abril en este link.
- Suscríbete aquí al boletín de noticias de T21
- Solicita tu suscripción a la revista impresa en: suscripciones@t21.com.mx