El segundo mercado de transportes más importante es el de transporte terrestre de pasajeros, con un valor de mercado estimado de 38 mil mdd.
A nivel de las 134 industrias que componen el PIB nacional, y visto por el tamaño de su PIB, la de autotransporte de carga es la novena industria más importante del país, con un valor de su PIB de 34 mil millones de dólares en 2017, representando 3.1% del PIB nacional y 49% del PIB total del sector de transportes.
En la última década, su peso en el sector general de Transportes se ha incrementado dos puntos porcentuales, una cifra destacable que habla sobre la dinámica de esta industria.
Su PIB mide el valor agregado que genera esta industria y revela claramente que se trata de una de las industrias más importantes del país, no sólo por el tamaño de su actividad, sino también por los empleos que genera. Sólo como referencia; las cuatro industrias más importantes del país son Servicios inmobiliarios (PIB de 113 mil mdd y 10.3% del PIB total), Comercio al por menor (108 mil mdd y 9.9% del PIB total), Comercio al por mayor (107 mil mdd y 9.8% del PIB) y la industria de Edificación (60 mil mdd y 5.5% del PIB total).
El año pasado, la industria de autotransporte de carga registró un crecimiento de 4.0% real, superior al 2.0% de la economía general. Con el estimado para este año (4.3%), estaríamos viendo dos años de recuperación, tras la desaceleración observada en 2016 (creció sólo 2.3%). De esta manera, durante la actual administración sexenal, esta industria habrá crecido alrededor de 3.9% promedio anual vs. solamente 2.5% para la media nacional.
El mayor crecimiento de esta industria de autotransporte de carga se ha reflejado también en un buen ritmo en los indicadores de ventas. Por ejemplo, la venta de camiones logró crecer cerca de 10% promedio anual durante 2013-2017; sin embargo, el año pasado vimos una desaceleración en este segmento, al crecer solamente 1.7 por ciento. Lo anterior estaría asociado al menor ritmo de las inversiones en maquinaria y equipo observada en el país durante 2016 y 2017.
Claramente estamos ante una industria que mantiene cierto dinamismo y que mantendría perspectivas positivas en la medida que la economía general recobre un mayor dinamismo que en el pasado reciente. En particular, mientras el comercio sostenga un mejor dinamismo, habrá necesidad de transportar los productos comercializados, con la consecuente mayor actividad transportista. Alrededor de 55% de los bienes transportados en el país se realizan por este medio, sin esperarse cambios significativos en el futuro cercano.
Un factor adicional que determinará la trayectoria de la industria de autotransporte de carga será, no sólo el comercio interior, sino también el monto del comercio exterior del país (exportaciones más importaciones), que pasará de 600 mil mdd en 2008 hasta 900 mil mdd estimados para este año, lo que significaría un crecimiento acumulado de 50% en este periodo.
Dos tercios del comercio exterior del país se realizan con Estados Unidos (522 mil mdd en 2017) y Canadá (21 mil mdd en 2017). Esto significa que México continuará siendo una de las economías más abiertas del mundo, cuyo comercio exterior pasó de 54% del PIB en 2008 hasta 75% en 2018.
En la medida que el nivel de productividad de esta industria ha crecido, lo han hecho también las ganancias operativas. Su productividad crece a tasas muy superiores a la media nacional: 1.9% vs. 0.7% promedio anual estimado durante 2007-2017, en cada caso. De esta manera, su nivel de productividad (PIB por persona ocupada) es superior al promedio nacional en aproximadamente un 17 por ciento.
Lo anterior se ha reflejado en que, en 2016 (última cifra disponible), la tasa de ganancia bruta, lo que el Inegi denomina Excedente Bruto de Operación (ingresos menos gastos brutos), fue de 49% para la industria de autotransporte de carga vs. 40% para la media nacional. En general, este indicador muestra cierta estabilidad con el paso del tiempo.
Finalmente, mientras la actividad productiva de esta industria ha evolucionado favorablemente en los años recientes, en 2017 ha tenido que enfrentar los efectos de un fuerte incremento en los precios de los combustibles (alrededor de 20%). Lo anterior habría significado cierta afectación a la rentabilidad de la industria de transportes de carga, toda vez que para esta industria los combustibles representan 46% de sus costos por insumos totales.
A diferencia del pasado, cuando los precios de los combustibles estaban programados, ahora la industria ya enfrenta precios que pueden cambiar en función de las condiciones internacionales de los energéticos y de algunos factores locales: tipo de cambio, costos por transporte, entre otros.
En colaboración con John Soldevilla – Chief Economist de Engenium Capital.
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