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Uno de los pendientes portuarios en América Latina es la digitalización de procesos que, si bien avanzaba, se ha tenido que acelerar a raíz de la pandemia por COVID-19. Sin embargo, los esfuerzos deben orientarse hacia una reingeniería de procesos, no sólo en digitalizar lo que funciona de forma ineficiente, consideraron especialistas.
Durante el webinar Dinámicas Portuarias: Oportunidades y Desafíos en América Latina, se abordaron temas que aquejan a la industria portuaria en la región, acentuados con la crisis sanitaria que trajo, en primera instancia, una desaceleración del comercio y el uso del transporte; pero que ahora con una sobredemanda de bienes y servicios, así como cambios en hábitos de consumo, se padecen disrupciones en toda la cadena de suministro, de acuerdo con Jorge Durán, jefe de la Secretaría de la Comisión Interamericana de Puertos (CIP).
En ese sentido, destacó la congestión del complejo portuario de Long Beach donde más de 40 buques están a la espera de poder atracar, además de los puertos de China, lo que se traduce en pérdidas económicas por tiempos de demora, los cuales son transferidos al consumidor final. “No se dan abasto, hay tal desajuste de la cadena de suministro que fue impactada, y aún con tecnologías de digitalización ha sido demasiado inesperado el gran incremento en demanda”, dijo.
Carlos Martner, coordinador de Transporte Integrado y Logística, del Instituto Mexicano del Transporte (IMT), abundó que ni la guerra comercial entre China y Estados Unidos, que comenzó antes de la pandemia, había fracturado tanto la cadena de suministro como el efecto COVID-19, donde priva la falta de confiablidad en los itinerarios de buques, congestiones portuarias y blank sailings (omisión de salida de buques) que, si bien a inicios de la pandemia se dieron por baja demanda, ahora son “involuntarios”, dado que están atorados en algún puerto en espera de atracar, lo que resta capacidad a toda la cadena.
“En México lo que vemos también es un gran rebote, después de una caída importante en el primer semestre u 8 meses del año pasado, el rebote es impresionante, a pesar de los altos costos de las tarifas que están pesando sobre nuestros países, que algunos índices de la UNCTAD mencionan cómo las tarifas son más altas en países latinoamericanos y emergentes que en las grandes rutas o bloques económicos que hay en el hemisferio norte. Nosotros ahora estamos viendo que en el mes de julio hay un crecimiento de 22% en contenedores, el año pasado la caída fue de 9%, entonces el rebote es mucho mayor”, sostuvo.
En ese tenor, Marter Peyrelongue enfatizó que lo que no se tiene contabilizado es la cantidad de exportadores, pequeños y medianos, que tienen mercancías para canalizar al exterior, pero que no tienen capacidad porque no hay contenedores o porque los buques no llegan, además de las tarifas.
Bajo este escenario, Sergio Gorgone, gerente de sistemas de información de la Autoridad Portuaria de Buenos Aires, resaltó que “si hubiéramos estado más digitalizados, con la posibilidad de hacer trámites remotos o digitales, hubiéramos estado en mucho mejores condiciones y lo hemos visto en puertos donde tienen un grado más avanzado, y apuntamos a eso en el futuro”, en referencia a la actualización de la plataforma tecnológica que implementa el puerto.
Jean-Edouard Nicolet, gerente desarrollo de negocios de Webb Fontaine para América Latina y el Caribe, agregó que si bien la forma de operar en los puertos funcionaba antes de la pandemia, ahora sale a la luz que “los procesos no son agiles y fue muy complicado agilizar y adaptarse a esta anormalidad que fue la pandemia, estoy seguro que debemos utilizar la transformación digital para cambiar y no para hacer lo mismo, debemos pensar cómo usar la tecnología para ser diferentes, agilizar procesos y ver que este tipo de problemas pueden pasar, hoy es una pandemia, mañana puede ser el cambio climático. Ver cómo un proceso logístico puede adaptarse a lo que venga en el futuro”.
En ello coincidió Jorge Durán, quien enfatizó que no se trata de “escanear las formas sino rediseñar los procesos para que sean más eficientes”, donde algunos puertos ya aceleran la adopción de un Port Community System o Ventanilla Única Marítima y hasta los esfuerzos de la Red de Puertos Digitales y Colaborativos impulsada desde el Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (SELA), con el apoyo de la CAF-banco de desarrollo de América Latina.
En la experiencia mexicana, Carlos Martner acentuó el impulso de la comunidad portuaria de Veracruz, donde se trabaja en la implementación de la tecnología blockchain sumando a navieras, terminales y la Administración Portuaria Integral (API), que negocian con la Secretaría de Marina (Semar) para que se interese en ejecutar este programa piloto. Asimismo, destacó el cambio que se dio en el puerto de Manzanillo, que pasó de un Puerto Sin Papeles, a programa Puerto Inteligente y Seguro, que ahora incluye la operación del autotransporte, no sólo lo marítimo-portuario.
No obstante, además de la digitalización y automatización de procesos, que en teoría deben ahorrar tiempo y dinero, también esto debe verse desde el punto de vista de sustentabilidad y sostenibilidad, donde cada vez toman mayor relevancia estos temas en los puertos a nivel mundial y que deben formar parte de la competitividad, en perspectiva de Jorge Durán.
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