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En entrevista con T21, Alfonso Flores Ramírez, director general de Impacto y Riesgo Ambiental de la dependencia, sostuvo que con la ayuda de instituciones académicas se determinó imponer las medidas de mitigación, cuyo cumplimiento por parte de la Administración Portuaria Integral (API) Veracruz será vigilado por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa).
De esta forma, para la construcción del rompeolas principal del nuevo puerto se redujo cerca de tres millones de metros cúbicos la explotación de piedra basáltica, con lo cual sólo podrán ser utilizados otros tres; lo que redujo en cuatro hectáreas la zona de explotación del banco de roca de este tipo, indicó el funcionario.
Mencionó que también el dragado será vigilado, ya que se determinó que se debe establecer un programa “específico y estricto” sobre el control de los sedimentos, incluyendo la colocación de mayas especiales que eviten que éstos se alojen en la zona arrecifal contigua al complejo; que de suceder, impactaría directamente diversos tipos de corales.
Para otorgar su aprobación a la Manifestación de Impacto Ambiental del nuevo recinto, la Semarnat también impuso la creación de un comité que vigilará todas las etapas constructivas del nuevo puerto con la finalidad de proteger el área de corales; así como una medida de compensación de reforestación en la zona de la reserva de siete a uno, es decir, que por cada árbol derribado se deberán plantar siete más, entre otras medidas.
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