Taiwán y China pusieron fin esta semana a seis décadas de prohibición, tras la independencia de la isla de China en 1949.
Dos buques de navieras taiwanesas partieron desde los puertos de Kaohsiung y Keelung hacia los puertos chinos de Tianjin y Shanghai, respectivamente, para marcar el inicio de la apertura del transporte.
La subida al poder del Partido Kuomintang (KMT), supuso un mayor acercamiento entre Taipei y Pekín y el reinicio de las negociaciones suspendidas hace casi 10 años.
El transporte directo ahorrará más de 100 millones de euros anuales a los usuarios, en su mayoría empresarios taiwaneses con inversiones en China y duplicará el número de turistas chinos que lleguen a la isla, según cálculos oficiales de Taiwán.