El aumento al salario de un 20% programado para enero 2024, junto con la posible reducción de la jornada laboral de 48 a 40 horas semanales, mantiene en ascuas a muchos empresarios del sector transporte y logística.
El tema tiene dos aristas. Por un lado, el aumento en el costo del recurso humano que tendrá un efecto en las tarifas que los prestadores de servicios logísticos tendrán necesariamente que repercutir a los clientes. El otro es el tema de que el recurso humano y capacitado para la realización de múltiples tareas que comprende la logística hoy en día es escaso, y reducir las jornadas semanales incrementará el pago de horas extras o jornadas dobles a ese limitado talento, amén de que habrá necesidad de mayor talento humano para completar las jornadas 24/7 en que operan las empresas de logística.
Entre otras especializaciones, una bastante crítica es el de los operadores del autotransporte, un rubro en donde se tiene un déficit de 60 mil operadores y con el recorte de jornada en una quinta parte no se cuenta con los suficientes para cubrirlo, salvo el pago de horas extraordinarias. En síntesis, todo apunta a que, de aprobarse la reducción a la jornada laboral en conjunto con el aumento salarial, los costos logísticos se incrementarán y con ello también habrá una repercusión en la pérdida de atractivo que como país podemos tener ante la competencia por atraer inversión extranjera directa. Ya veremos.
Aduanas hacen como que la virgen les habla
Las quejas de usuarios y operadores logísticos por la detención arbitraria de mercancías por parte de las distintas Aduanas del país siguen creciendo; pero no obstante eso, las detenciones no paran y las autoridades de la Agencia Nacional de Aduanas de México simplemente ignoran esas voces.
La historia se repite un día sí y el otro también. “La mercancía parece sospechosa, vamos a realizar una inspección. Nosotros le comunicamos el resultado”. Así, sin mediar una justificación legal, alguna base normativa, simplemente el criterio del oficial en turno, se queda el contenedor en resguardo en alguna terminal portuaria o aduana interior. Y se acumulan meses sin que se comuniquen, sin que haya un reporte de lo malo o lo bueno en que concluye la historia.
La frecuencia con que esto ocurre no hace sino multiplicar las voces que advierten una gran improvisación por parte de los nuevos representantes de las Aduanas en las 51 unidades que se tienen en el país, y una incapacidad en la infraestructura que termina generando afectaciones de millones de dólares a las empresas que operan en el comercio internacional y que resultan afectadas por este tipo de eventos a todas luces arbitrarios.
Comenta y síguenos en Twitter: @GrupoT21