En los últimos años, el boom del nearshoring ha beneficiado a la industria mexicana con la llegada de nuevas empresas, pero también ha hecho más evidentes los desafíos que tiene el país para recibir a los inversionistas, principalmente de infraestructura logística.
Uno de los puntos a favor, es la estabilidad macroeconómica del país. “Tenemos grandes talentos, pero además la estabilidad macroeconómica, tener inflación de un dígito, tasas de interés, tipo de cambio estable, permite a los inversionistas planear a largo plazo porque ellos son los que, al final de cuentas, con su capital ayudan a la infraestructura de los parques industriales, carreteras, telecomunicaciones, todo esto que hace que México sea el favorito para los inversionistas”, identifica Claudia Ávila, directora general de Atención Aduanera y de Asuntos Internacionales de la Agencia Nacional de Aduanas de México (ANAM).
Una empresa que decida invertir en México analiza varios elementos como costos, resiliencia macroeconómica y de cadena de suministro e innovación, considera Karen Lellouche, Managing Director and Senior Partner de Boston Consulting Group.
“De los 16 factores de riesgo macroeconómicos de nuestro modelo, solo dos son fuente de preocupación en este año (semáforo rojo): las tasas de la FED (Reserva Federal) y la de México. El resto está en semáforo verde (riesgo bajo) o ámbar (riesgo moderado). Antes de 1995, la mayoría de los factores estaban en semáforo rojo y era inminente que viniera una crisis. Hoy, las cosas son muy distintas, nuestra economía es más fuerte o resiliente. Nuestra economía presenta mejores indicadores que otras economías emergentes de la región. Por ello, el potencial de México es muy grande”, expone John Soldevilla, director de la firma de análisis Ecobi (Economy, Business & Indicators).
Infraestructura, la ruta crítica
Diversas son las voces que reconocen el gran momento que se tiene en México, pero el gran reto es el desarrollo de infraestructuras, en donde la iniciativa privada debe ser la principal impulsora…
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