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“El ferrocarril y los ferrocarrileros desempeñaron un papel protagónico en la Revolución Mexicana. Desde el comienzo de la sublevación militar el uso de los trenes se generalizó, ya no sólo para mover ejércitos sino por su importancia estratégica y táctica en la lucha armada”, afirmó en entrevista Gorostiza, justo el mes en que se celebran 100 años de la caída del dictador militar Victoriano Huerta en manos del Ejército Constitucionalista.
Para el autor del libro Los Ferrocarriles en la Revolución Mexicana, el uso del tren fue determinante porque “quien controlaba las vías garantizaba la movilización” de las fuerzas. Por ello, en ocasiones se optaba por inhabilitar la infraestructura y el equipo:
Para atacar o defenderse, los diverso contingentes federales o revolucionarios levantaban vías, descarrilaban y volaban trenes, dinamitaban puentes, incendiaban estaciones o destruían locomotoras y equipos de arrastre”.
En este contexto, los ferrocarriles tuvieron múltiples usos como “trincheras, almacenes de armas, paredón de fusilamiento, oficinas telegráficas, hospitales y cuarteles”, resumió el especialista.
Según Gorostiza, el revolucionario Francisco Villa fue quien más utilizó el ferrocarril y, de hecho, la batalla de Torreón tuvo lugar en el cruce entre el Ferrocarril Central y el Ferrocarril Internacional.
Del mismo modo, los trenes se utilizaron “de manera relevante” durante la Revolución Constitucionalista, iniciada en marzo de 1913, añadió.
Ya durante la Guerra Civil – explicó el especialista- Villa y Álvaro Obregón buscaron “dominar los principales entronques” ferroviarios conscientes de su importancia estratégica, mientras que Emiliano Zapata “imperaba y destruía vías en la zona de Morelos”.
Por estos motivos, una de las principales batallas de la Revolución, la de Celaya, tuvo lugar en la confluencia del Ferrocarril Central y el Ferrocarril nacional, agregó.
PORFIRIO DÍAZ, PADRE DEL FERROCARRIL
Durante el largo mandato de Porfirio Díaz se construyeron más de 20 mil kilómetros de vías. Sin embargo, la falta de control sobre la infraestructura no catapultó el final de su presidencia:
“La pérdida de las vías no fue un símbolo de su derrota, porque su renuncia ocurrió como consecuencia de la Revolución maderista y del levantamiento Zapatista, cuando todavía el ferrocarril era poco usado entre revolucionarios para transportar contingentes”.
Twitter: Marti_Quintana