De acuerdo con el Índice de Preparación para Vehículos Autónomos 2018, los países fueron evaluados en cuatro ejes principales: política y legislación; tecnología, infraestructura y en la aceptación del conductor. En todos los aspectos evaluados, México obtuvo de los puntajes más bajos, mientras que los Países Bajos, Singapur y Estados Unidos ocuparon los primeros lugares por tener la mejores prácticas para su implementación.
Ignacio García, Socio Líder de Asesoría en Infraestructura de KPMG en México, comentó a T21 que además de la falta de recursos económicos, no ha existido un interés por parte de las autoridades en generar las normas para el funcionamiento de este tipo de vehículos, “baches” que frenan las inversiones en tecnología y eventualmente el crecimiento del país.
“Nadie va a venir a hacer pruebas de vehículos autónomos si pueden tener un percance y no va quedar claro quién es el responsable, o quién paga. El marco normativo tiene que ser analizado minuciosamente, debe haber una discusión de mucha altura en materia de responsabilidad civil”, comentó.
En el debate legislativo, también deben considerarse algunos “puntos ciegos” como la exposición que tendrían los vehículos autónomos a incidentes, al uso criminal, entre otros, “las aseguradoras y la legislación vigente tendrían que adecuarse a cada detalle que implica su instalación”, agregó el analista.
Datos del estudio detallan que, en escala de 1 al 10, México tuvo 1.16 puntos en política y legislación; 1.01 en tecnología e innovación; 2.34 en infraestructura y 2 en aceptación del consumidor.
“Tenemos que apurarnos porque Estados Unidos es el tercer lugar en vehículos autónomos y es nuestro vecino del norte, entonces tenemos que empezar a hacer los cambios, a debatir en el Congreso, a realizar las pruebas para mejorar la infraestructura. No podemos cruzarnos de brazos y que pasando la frontera los vehículos no tengan conductor”, opinó Ignacio garcía.
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La operación de vehículos autónomos también tiene que ver con la competitividad de los países, ya que existen grandes beneficios y oportunidades que aprovechar como reducciones entre el 90 a 95% de los hechos viales relacionados con un error humano, disminución de emisiones contaminantes (porque son eléctricos), menores costos de operación, entre otros.
“De no tener autónomos, por ejemplo, vamos a perder competitividad porque probablemente haya empresas transportistas que ya no manden mercancías a un costo más barato porque en México si requieren a un conductor”, dijo el socio líder en infraestructura de KPMG.
Por lo anterior, el especialista sostuvo que debe ser prioridad para el nuevo gobierno federal y el de la Ciudad de México analizar el marco regulatorio “porque esa es la puerta de entrada para que inversionistas se sientan seguros y con las reglas claras”, concluyó.
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