“No conozco ninguna empresa que sea viable, que pueda prosperar sobre una base que no sea competitiva”, declaró Ghosn, quien no obstante indicó que la “base natural” del grupo “es Francia”.
El presidente de la marca del rombo precisó que no se refería a una situación que se pueda producir a mediano plazo, aunque insistió en que “el peligro es real”.
Ghosn advirtió sobre la pérdida de competitividad en su base francesa, frente a otros fabricantes, no es posible que un grupo mantenga el crecimiento y este sea sano si su mercado original tiene desventajas para competir.
Además, pidió al Gobierno que preside Jean-Marc Ayrault que no se limite a elaborar “estudios suplementarios”, sino que apruebe “un plan de acción” que aborde la cuestión del costo del trabajo.
Ghosn también se refirió a condicionar el mantenimiento del empleo en su empresa a mejoras en la competitividad, y se mostró convencido de que ante las malas perspectivas del mercado europeo, la reducción de las capacidades de producción del sector son “inevitables”.
Sobre las posible desaparición de empleos o cierre de fábricas en Francia, el presidente de Renault señaló que su problema allí no es tanto de exceso de capacidades como de “competitividad”.
“La mejora de la competitividad en Francia -argumentó- es una cuestión de supervivencia para Renault”, lo que quiere decir que “tenemos un problema de costo de trabajo y necesitamos flexibilizar el trabajo, en particular en la industria”.
Ghosn destacó que Renault ahora es rentable en gran medida gracias a su alianza con Nissan, pero también por su gama de coches de bajo costo y por su internacionalización. Todo eso le va a permitir tener un flujo de caja positivo este año.