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De acuerdo a la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores (ASPA), este acuerdo habría tenido lugar tras una reciente reunión en Washington entre la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) y su homónima estadounidense, en la que no participaron actores de la aviación mexicana, informó el sindicato a T21.
Ello, tras declararse suspendido el pasado 10 de noviembre el convenio en la última ronda por desacuerdos entre las aerolíneas mexicanas relacionados con la salvaguarda que otorga inmunidad antimonopolio.
Entre las ventajas que genera el convenio, destacan la posibilidad de contar con mayores servicios en las rutas existentes entre ambas naciones, así como nuevas rutas, gracias al establecimiento de un marco pro-competitivo, lo que impulsa mayores opciones, frecuencias y costos competitivos, informó la Secretaría (Ministerio) de Comunicaciones y Transportes (SCT) en un comunicado.
El acuerdo no implica una política de cielos abiertos ni prevé el cabotaje, sino que se traduce en México en una apertura ordenada que expande los servicios, potencia la industria aérea mexicana y asegura la conectividad interna.
En lo que respecta a las aerolíneas cargueras mexicanas, el convenio generará oportunidades para el incremento de su penetración en mercados internacionales. Esto a favor de que se reciban y envíen un mayor número de mercancías y se dé valor agregado a las mismas.
Cubiertas las formalidades para este instrumento internacional, el nuevo Convenio será presentado por el Ejecutivo Federal al Senado de la República para los trámites constituciones y legales a los que haya lugar.
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