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El presidente del organismo, Tony Tyler, indicó durante el foro de seguridad que la carga aérea ha recibido amenazas como la bomba oculta en una fotocopiadora en 2010 en un vuelo hacia Estados Unidos, hecho que ha sido considerado como el 9/11 de la carga aérea por el impacto en los procesos de revisión a partir de este hecho.
Si los reguladores y los gobiernos pierden confianza en la seguridad de la carga aérea, se incrementa la burocracia, y con ello se incrementa el tiempo de transporte para la carga, pues los procesos se alentan. Lo que puede convertir a la cadena de suministro lenta, menos competitiva y con mayores costos para los consumidores, advirtió.
Bajo estas condiciones, mencionó que algunas mercancías, como los perecederos, no serán viables de transportarse por aire. El comercio como se conoce cambiará definitivamente y la eficiencia que se ganó en décadas puede perderse.
Tyler destacó que anualmente se transportan 50 millones de toneladas de carga por avión anualmente, lo que se traduce en cerca de 3.5 billones de dólares, lo cual representa el 35% de los bienes que se comercian internacionalmente.
En este sentido hizo un llamado para incrementar la cooperación entre las aerolíneas y los gobiernos, para formar un equipo que fortalezca toda la cadena de suministro de la carga aérea y desplieguen los estándares globales para la seguridad.
Destacó que la Organización Internacional de Aviación Civil (OACI) debe ser el órgano encargado para trazar un plan a fin de que los estados tengan un mutuo reconocimiento de los nuevos estándares de seguridad.
De acuerdo con la IATA el soporte mutuo entre estados puede fortalecer las redes de seguridad, tales como el programa de cooperación como el que Canadá asiste a México para atender la seguridad tanto de carga como de pasajeros. Como último punto, refirió que la armonización y el reconocimiento de las reglas de seguridad requieren un compromiso continuo y de largo plazo.
En México, en noviembre de 2011 inició un programa piloto de seguridad para la carga aérea, el cual fue promovido por la IATA y la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) con el apoyo de las autoridades estadounidenses y Transport Canada que tuvo como objetivo crear un Programa Nacional de Seguridad de la Carga Aérea con reconocimiento de terceros países de acuerdo al Anexo 17 de la OACI.