No puedo comenzar esta nota sin agradecer nuevamente de manera sincera y respetuosamente al primer vuelo de la nueva aerolínea del Estado mexicano por haberme dado la razón en lo que en su oportunidad siempre intenté hacer ver a sus directivos, en el sentido de que “las prisas con las que estaban haciendo las cosas no se llevan con el buen servicio y menos aún con la seguridad”.
Algo que siento que compartimos los que alguna vez fuimos parte de los colaboradores de la Compañía Mexicana de Aviación (CMA), es decir, la de George Rihl, la que fue subsidiaria de Pan American, la del ingeniero Crescencio Ballesteros y, claro está, la de Don Manuel Sosa de la Vega, fue un enorme respeto para la marca que portaban nuestros uniformes.
Si bien no todos vemos con dolor lo que actual Gobierno federal, de mano de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), está haciendo no solamente con el rediseño de la marca, sino también con la vergonzosa manera como se está construyendo la compañía de aerotransporte que se ha hecho de la marca Mexicana, debido a que desgraciadamente aún entre algunos verdaderamente enamorados de lo que fue Mexicana de Aviación hay quienes el fanatismo mesiánico de un peligroso ideólogo les impide ver la magnitud del daño que se está haciendo a la aviación civil mexicana con su “resurrección”, lo cierto es que para la mayoría de mis excolegas de la verdadera Mexicana la manera como está regresando la marca les resulta como a mí, toda una aberración y una falta de respeto, tal y como los vergonzosos sucesos del 26 de diciembre pasado en Tulum y Mérida lo demostraron.
¿En serio alguien puede creer que ese Boeing 737-800NG, pintado con un esquema propio de un diseñador militar, que de mercadólogo no tiene nada, aeronave que en realidad pertenece a la flota de la Fuerza Aérea Mexicana (FAM), puede ser motivo de orgullo para quienes alguna vez dimos el alma trabajando en la CMA?
Quien firma esta nota tuvo la oportunidad de ver ese esquema desde el año 2022 cuando comenzó a madurar en los pasillos de Palacio Nacional y en los de Lomas de Sotelo la genial idea de que la Sedena crease y operase una nueva aerolínea propiedad del Estado mexicano. Su autor, por cierto, un noble, prestigiado y competente militar retirado, especializado en diseño y fotografía me lo compartió. Jamás pensé que los bocetos llegasen al grado de convertirse en la imagen de la nueva aerolínea. La verdad es que, quizás ingenuamente, creí que la Sedena sería lo suficientemente inteligente como para contratar a un verdadero despacho de diseño especializado en este tipo de trabajos para concebirla. Sé perfectamente que la razón por la que no se recurrió a tal instancia, tal y como ha ocurrido con tantas otras cosas con la aerolínea, obedece a la falta de recursos, condición que anticipo se agravará en el año 2024 y que me temo va a impactar en la operación de la operadora, como le puede afectar seguir contratando pilotos con el perfil del que tuvo a su cargo el vuelo inaugural de “Mexicana”, quien compruebo por medio de contactos fidedignos, no es el mejor aviador del mundo, tanto así que otra aerolínea lo dejó ir.
Todos vamos a perder con este a ese Boeing 737-800 número de serie 44437, en realidad máquina número 3526 de la FAM, hoy día matrícula XA-ASM, al que lolamente faltaba que le pusieran el nombre de “Espíritu de Macuspana” y con las aeronaves que le sigan en la nueva aerolínea.
Insisto: la marca Mexicana de Aviación, es más, la aviación civil, los aeronáuticos civiles mexicanos, y, sobra decir, las Fuerzas Armadas y sus integrantes merecen más respeto del que se les ha dado en el gobierno lopezobradorista.
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