“El proceso de desregulación y de diluir a la Cámara Nacional de Comunicaciones y Transportes (CNTC) estuvo orientado a hacia la apertura comercial que México enfrentaría con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Era una condición necesaria, la economía estaba atada y no permitía el crecimiento del país”, cuenta Leopoldo Almanza, Ex Vicepresidente de la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (Canacar).
El proceso de separación de las empresas del Estado permitió la eliminación de las centrales de carga, de las rutas definidas y de las tarifas establecidas; desapareció la obligatoriedad de pertenecer a una empresa y hubo una descentralización de los trámites que realizaba la Cámara y quedaron en manos de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT).
En aquel momento los transportistas también pasaron de ser concesionarios a permisionarios, y fue el punto de partida para implementar la institucionalización de las compañías, se estableció un régimen fiscal simplificado e inició una renovación del parque vehicular.
“La desregulación dio origen a las cámaras de transporte, que antes se agrupaban bajo la figura de la CNTC, pero 1989 fue el inicio del proceso porque el marco jurídico se le otorgó al autotransporte hasta 1993”, precisa Refugio Muñoz, Vicepresidente Ejecutivo de Canacar.
En la foto se aprecian de izquierda a derecha: Francisco Dávila (primer Presidente de Canacar), Andrés Caso Lombardo (Titular de SCT al arranque del sexenio de Carlos Salinas de Gortari), el Presidente Carlos Salinas e Isidoro Rodríguez, Presidente de la CNTC.
Con información de Didier Ramírez.
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