Con el transcurrir de los años no fue la única productora de vehículos pesados, este terreno se exploró por otras marcas. Pero tras seis décadas y media de trabajo y esfuerzo, han superado diversos retos como reinventarse de momentos críticos, para labrar una marca y un prestigio para ofrecer a sus clientes soluciones de movilidad, conjugando aspectos como el desempeño, la tecnología y el cuidado del ambiente.
No es una tarea fácil hablar de una empresa con tantos logros. Creo que cuando una empresa trasciende, como DINA a través de la historia, hay muchos factores que influyen en esto y obviamente hay eventos que son importantes a través de estos 65 años, y que han marcado precisamente esta historia y esa trascendencia de esta empresa en México y en otros países”, comenta Martín Meléndez, Director General de la marca.
Su desarrollo o crecimiento se divide en dos momentos particulares. El primero está marcado por su paso como una compañía paraestatal que comprende el periodo desde 1951 y hasta 1989, año en que fue adquirida por el Grupo Empresarial G, un consorcio que opera empresas del sector alimenticio, automotriz, financiero, inmobiliario y logístico, y que es liderado por la familia jalisciense Gómez Flores.
En su primera etapa contó con una importante base, ya que durante el periodo de “desarrollo estabilizador” México experimentó un importante crecimiento económico desde el inicio de la década de los cincuenta hasta alrededor de 1962 (a pesar de la devaluación del peso en 1954). En estos años el Producto Interno Bruto (PIB) real del país creció a una tasa promedio anual de 5.9 por ciento.
Si quieres continuar leyendo de manera gratuita el reportaje de portada de nuestra edición de julio de 2016 (número 203), sólo da clic aquí.
Twitter: @RevistaT21