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Cuando el mismo comenzó, allá por el año 2004, se pensó que el mismo vendría a abatir la edad promedio de 17 años de antigí¼edad que entonces tenían nuestras unidades de transporte. Hoy, la edad promedio del parque vehicular ronda el mismo número de años.
El problema ha estado en el diseño del mismo programa, que para empezar habría que cambiarle de nombre. La CANACAR ha propuesto que en vez de ser “œPrograma de Chatarrización”, se le denomine “œPrograma de Modernización del Autotransporte”, lo cual no es una mala idea.
Las razones de por qué este plan no más no ha caminado, es porque se pretende que quien tiene una unidad con valor no mayor a 180 mil pesos, pase a comprar una unidad con valor de un millón 300 mil pesos. Habrase visto semejante idea.
El programa actual es sumamente rígido, dado que no tiene la flexibilidad para que este empresario que tal vez es propietario de un camión mayor a 16 o 18 años, de un salto a modernizar su unidad por una de 8 años, que le permita volverse más eficiente, y dar como enganche su unidad por un crédito de 450 mil pesos, es decir, asumir una deuda de unos 270 mil pesos, y no de un millón cien mil pesos, como actualmente se pretende.
Juan José Guerra Abud, actual líder de la bancada del Partido Verde en la Cámara de Diputados, y ex presidente ejecutivo de la Asociación Nacional de Productores de Autobuses, Camiones y Tractocamiones, está impulsando la aprobación de esta iniciativa que contribuiría a reactivar también el mercado de los camiones seminuevos, el cual es un problema también para las compañías armadoras de camiones en México hoy en día, dado que no existe propiamente un mercado.
La idea es que los ajustes sirvan para que este programa realmente empiece a funcionar como debió haber sido desde el origen, en beneficio de la modernización del parque vehicular, de la generación de empleos, del abatimiento de los niveles de contaminación de los camiones, y de la eficiencia del transporte carretero.
POSTDATA
El próximo lunes en la junta del consejo de administración se hará el relevo del director general del puerto de Altamira. Alejandro Gochicoa será removido para transferirle el cargo a Emilio Dip como nuevo titular. Sí, el mismo personaje que hace unos días dejó la dirección del puerto de Manzanillo, Colima, ahora va al puerto tamaulipeco. El Sistema Portuario Mexicano sigue de capa caída, perdiendo en Gochicoa o uno de los pocos directores de puertos con experiencia y conocimiento en la materia. Se confirma una vez más que para la Secretaría (Ministerio) de Comunicaciones y Transportes (SCT), los puertos le importan un bledo. Por eso, se engaña el presidente Felipe Calderón, cuando crédulo, en su discurso del pasado Día de la Marina, afirma que su gobierno se ha comprometido a impulsar la modernización integral de los puertos mexicanos. Para esa misión, se requiere talento humano, y hoy, México lo está perdiendo.