Se habla de la posibilidad de emplear el otorgamiento de derechos de tráfico local, es decir, cabotaje, en algunos aeropuertos mexicanos, notoriamente el Aeropuerto Internacional “Felipe Ángeles”, con el fin de, se argumenta, favorecer al consumidor nacional con mejores servicios y tarifas.
¿En serio?
¿A caso no tenemos grandes y prestigiadas aerolíneas que, aun con los muchos defectos que registran, pero con mucho esfuerzo de trabajadores, inversionistas y autoridades han integrado una competitiva y envidiable oferta de transporte en las rutas troncales nacionales e internacionales del mercado mexicano?
¿Realmente necesitamos ampliarle por ejemplo a Turkish Airlines su permiso para operar entre la Ciudad de México y Estambul con escala en Cancún, sin poder documentar tráfico entre dichos aeropuertos mexicanos, permitiéndose ahora competir en esta sobreofertada ruta interna contra Aeroméxico, Magnicharters Viva Aerobus y Volaris? ¿De qué nos sirve tener a American Airlines volando entre Guadalajara y Tijuana? A eso se refiere el cabotaje, asunto vinculado al concepto de “Libertades del Aire”, que, como tantos otros, requiere ser mejor comprendido en el ámbito aeronáutico mexicano en el que no me voy a cansar de afirmar, hay tantas necesidades de formación académica.
Si bien, como buen aeronáutico, me encantaría la idea de hacer “un vuelito” entre mi ciudad natal y la joya del Caribe de Quintana Roo a bordo de un flamante Boeing 777-300 turco, la verdad que debo pasar y por el contrario, apoyar la recuperación económica de las operadoras mexicanas comenzando por concebir, implementar, aplicar y mantener una política de aerotransporte que privilegie los mejores intereses de la demanda de aviación civil mexicana, mismos que por cierto percibo también como los mejores intereses de nuestras aerolíneas y de la ciudadanía que a la que sirven. Estoy hablando de una política que además de contribuir a garantizar la seguridad y la eficiencia, vele asimismo por la sostenibilidad de las compañías dedicadas al complicadísimo y riesgoso negocio aéreo de pasajeros y carga, algo difícil de lograr con un mercado como el actual en el que se registra -las tarifas lo demuestran- un exceso de asientos y bodegas de carga.
Creo que ha llegado el tiempo de que se tomen mejores decisiones a nivel gubernamental en materia de aerotransporte. En una de esas, ideas como la del cabotaje, pueden madurar en adopción de políticas de Estado poco acertadas que no harán otra cosa que contraer a las aerolíneas mexicanas con todo lo que ello significa en materia económica y desempleo.
Ojalá y la “idea” quede solamente en eso y no la tengamos que lamentar.
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