El panorama se agrava una vez que un esfuerzo de acercamiento con Airbus para que ese fabricante europeo se haga del control del programa C Series parece no haber llegado a nada.
Y es que desde que me enteré de la magnitud de los problemas de Bombardier con sus líneas de aviones, en especial cuando suspendió el programa Learjet 85, aeronave ejecutiva a base de materiales compuestos, algo me hizo temer que el futuro del conglomerado estaba comprometiéndose seriamente.
Sobra decir que una cosa es fabricar vehículos todo terreno o equipos de transporte masivo —incluyendo trenes, y otra cosa es entrarle a las grandes ligas en una industria tan compleja, riesgosa y con requerimientos técnicos, capital y logística tan grandes como es la aeronáutica, en particular la de las grandes ligas como las que supone el C Series, aeronave con versiones con capacidad de hasta 160 pasajeros, es decir, en la categoría nada menos que las familias A320 de Airbus y 737 de Boeing.
Nadie debería culpar a los de Montreal de aspirar a mas; al final de cuentas la firma es la quinceava empresa aeroespacial en función de sus ingresos y el cuarto más importante fabricante de aeronaves comerciales del orbe.
Sus aeronaves Learjet, Challenger y Global son verdaderos referentes en el segmento de la aviación ejecutiva y sus CRJ´s son un populares en materia de aerotransporte. Sin embargo, siento que el C Series resultó demasiado para ellos y el programa se ha visto envuelto en una serie de importantes complicaciones, retrasos y falta de pedidos.
No debemos descartar apoyos procedentes de la provincia de Quebec, donde está asentada, ni olvidar que Bombardier es una de las principales compañías canadienses y que su huella industrial tiene alcances globales, como los que tiene en los estados mexicanos de Hidalgo con sus operaciones de manufactura ferroviaria y Querétaro con las aeronáuticas, en ambos casos importantes generadores de empleaos en esas regiones.
No cabe duda: Todo lo aeronáutico es apasionante y ello obedece en parte a que es una industria en la que los riesgos en todos los sentidos son enormes, y por ende trascienden la capacidad de muchos, aún de los grandes. Tratar de salir adelante al construir u operar aeronaves en un mar de riesgos de tales magnitudes es toda una epopeya que merece ser contada.
Twitter: @RevistaT21