De este modo, se evitarían grandes yerros como fue el caso de Mexicana de Aviación y de Aviacsa y de muchas aerolíneas más que, al dejar de volar, dejaron en tierra a miles de pasajeros pero también a miles de trabajadores.
Muchos de ellos, de altísima calidad técnica, han emigrado y con ello México se convirtió en un exportador de mano de obra calificada, como si nos sobrara, al tiempo que el propio erario dejaba de percibir impuestos que generaba este tipo de trabajador y ese tipo de compañías con sus vuelos dentro y fuera del país.
Muchos se preguntan (casi con suspicacia) por qué los sindicatos y los colegios de profesionales son los que piden esa política de Estado… por qué son los trabajadores y no las empresas las que salen a las calles a defender su industria y casi casi, lo consideran una herejía.
La respuesta es simple: Los trabajadores de la aviación, agrupados en sindicatos y los profesionales de la industria que se han colegiado, tienen más de cinco décadas de historia, transmitiendo de generación en generación el amor por la aviación mexicana, su conocimiento y por lo tanto, su deseo de trascendencia.
No se puede decir lo mismo ni de los dueños de las empresas y menos de los funcionarios públicos que tienen que ver con la industria (aunque hay sus honrosas excepciones). En general, los propietarios de las aerolíneas suelen durar poco al frente de empresas que tienen rentabilidad escasa. Pero esas rentabilidades son así en todo el mundo, lo son porque las características de la industria son muy particulares y las más rentables apenas alcanzan un 3% de rentabilidad anual promediado en períodos de hasta 10 años.
Acostumbrados a ganar más del 12 por ciento anual (y a veces hasta el 30 por ciento), nuestros empresarios mexicanos terminan por tirar la toalla. No los culpamos, sólo que a la hora de apostar por el largo plazo para la industria, no los encontraremos en primera fila.
Esto ha sido patente con ocasión del convenio bilateral de aviación que recientemente se negoció. La Cámara Nacional del Aerotransporte (Canaero) mostró sus fisuras más alarmantes. En lugar de actuar como grupo para el futuro, se fracturaron sus ya de por sí frágiles lazos.
No es de extrañar que su presidente actual, Fernando Flores, experimentado y profesional como pocos, haya decidido no continuar el siguiente período al frente de esta posición y que lo haga precisamente para que la industria entre en un proceso de reflexión que le lleve a decidir su futuro.
Ya desde la época en que Guillermo Heredia tenía la presidencia ejecutiva y a pesar del papel tan importante y ejemplar que jugó, en especial en el tema de la distribución de slots en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, se veía una guerra de posiciones que –lejos de ayudar- ha perjudicado a la industria en su conjunto.
Ojalá que los empresarios de la aviación decidan dar un paso a favor de la institucionalización y el progreso de la industria. De otra suerte seguiremos esperando mejores tiempos.
Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio.
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