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Hoy en día la tecnología hace que nuestras vidas sean más fáciles, sin embargo, con la creciente Inteligencia Artificial (IA) hay muchas personas que temen perder su empleo.
En los últimos años varios sistemas de Inteligencia Artificial han “aprendido” un enorme inventario de datos mediante etiquetas. Por ejemplo, una imagen puede ser etiquetada con la palabra “Llama (animal)” pero también, como “llama (de flama)”. Es necesario “entrenar” al sistema de IA mediante una red neuronal artificial que pueda distinguir correctamente cada uno de estos conceptos.
Este entrenamiento “supervisado” requiere de datos laboriosamente etiquetados por humanos. Las redes neuronales a menudo toman atajos, aprendiendo a asociar las etiquetas con información mínima y superficial. Por ejemplo, una red neuronal podría reconocer la presencia de hierba en la foto de un caballo, ya que estos suelen fotografiarse en lugares donde hay hierba alrededor.
Podríamos hacer una analogía de esta generación de algoritmos mediante un estudiante universitario, que no asistió a todas sus clases del semestre pero que la noche antes del examen final “estudia” todos los temas de manera estrepitosa. Aunque seguramente no aprenderá las lecciones apropiadamente, le será suficiente para “pasar el examen”.
Existen redes neuronales que han sido entrenadas con pocos o ningún dato etiquetado por humanos. Estos algoritmos de “aprendizaje autosupervisado” han demostrado ser enormemente exitosos en el modelado del lenguaje humano y, más recientemente, en el reconocimiento de imágenes. Estos nos han revelado parte de los métodos reales que usa nuestro cerebro para aprender.
Un ejemplo de aplicaciones de Inteligencia Artificial fue desarrollado por la empresa OpenAI, llamada ChatGPT, que ha roto récords mundiales por la cantidad de suscripciones que ha obtenido en poco tiempo. La manera de aprender de esta aplicación es principalmente mediante el “aprendizaje por refuerzo”, basado en recompensar los comportamientos deseados y/o castigar los no deseados. Esto le permite ser capaz de percibir e interpretar su entorno, tomar acciones y aprender a través de prueba y error. Facilita responder preguntas que usualmente “Googleabamos”, generar fragmentos de código de programación que sólo personas especializadas solían escribir o simplemente “dar una consultoría” sobre algún tema especializado. Esto ha causado temor en más de una persona, al ver amenazado su puesto actual.
Sin embargo, cuando se trata de puestos que requieren resolución de problemas, liderazgo e iniciativa, la Inteligencia Artificial difícilmente podrá reemplazar a un buen profesional con capacidades de empatía, creatividad, trabajo en equipo, adaptabilidad y comprensión del contexto. Así pues, la IA llegará hasta donde los humanos queramos que llegue y el ser humano se mantendrá tan vigente como el mismo ser humano lo desee.
Te invito a revisar mi columna anterior: Cambio de cultura para resistir las demandas del mañana
Eduardo Allegre actualmente es director general de Métrica Móvil.
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