Pero para quienes somos usuarios, trabajadores o visitantes del puerto, esta información nos parece verdad a medias, y es a medias, porque si bien efectivamente China está imparable en materia de maquila y exportaciones, esta, su puerta hacia América, esta saturada, y cuando digo saturada es en realidad, literalmente, SATURADA. Manzanillo ya no puede recibir mas carga.
Si bien una parte del problema es la falta de infraestructura o el tamaño del recinto portuario en relación al volumen de carga que se recibe, eso es algo que ya se veía venir. Cualquiera que hubiera hecho los análisis correspondientes considerando las variables de porcentajes de crecimiento esperado, el espacio portuario con el que se cuenta y el número promedio de días que tarda la carga en salir del puerto se habría dado cuenta de que este puerto no tardaría mucho en colapsar.
Aunque en realidad el problema de saturación actual de Manzanillo es más grave de lo que parece o de lo que sabemos, no hay información oficial al respecto (por obvias razones) se sabe de manera extraoficial que los barcos de carga general están tardando hasta más de una semana en tener asignado un puesto de atraque para descargar.
También de manera extraoficial se sabe que se han detenido en varias ocasiones del año pasado y de lo que va de este las operaciones portuarias de atraque de buques y de recepción de mercancías por no haber espacio en donde almacenar dichas cargas.
Haber aumentado a siete días libres el almacenaje para la carga de importación parece haber sido una medida que solo ayudo a las terminales a generar aún más ingresos por concepto de almacenaje.
A estas alturas, superar este reto va más allá de un simple tema de infraestructura, es el momento justo para que todas las entidades que inciden en el acontecer portuario trabajen de manera coordinada para encontrar las alternativas legales y procedimentales que ayuden a eficientizar el puerto de Manzanillo en el desalojo de sus cargas.
La aduana ha pasado de ser una entidad recaudadora de impuestos a ver temas hasta de seguridad nacional, lo cual no estaría mal del todo siempre y cuando estas nuevas atribuciones no fueran en detrimento de la eficiencia portuaria.
La API ha demostrado su poco o nulo interés en temas relacionados con la actuación de las demás autoridades incidentes en la actividad portuaria y peor aún, al parecer ha dejado que las terminales hagan lo que quieran en materia de generación de almacenajes.
Sanidad Internacional, Migración, Profepa, Semarnat, Semar, todas ellas entidades que participan en la recepción de buques, revisión de mercancías y despacho de las mismas, trabajan de manera descoordinada, aislada y cada una preocupada por sus propios intereses, que en ningún caso es la eficiencia y agilidad del puerto.
Y por último tenemos a las terminales, que han hecho su agosto a costa del cobro de almacenajes, se volvió un negocio bastante redituable considerando que sin más inversión que la que ya tienen, sin personal y sin tecnología adicionales, hacen el cobro de las mercancías que son almacenadas en sus patios.
Ya en el 2008 este puerto estuvo en una situación similar, en esa ocasión la API como administrador portuario asumió su papel coordinador y organizador, tomó cartas en el asunto y se llevaron a cabo diversas acciones que en aquel momento aliviaron la congestión por la que se estaba atravesando, entre otras cosas, por el desvió de cargas de Estados Unidos hacia México por la posibilidad de que estallara una huelga entre los trabajadores portuarios de nuestros vecinos del norte.
De ahí se conformó la famosa Comunidad Portuaria de Manzanillo que en su momento fue la responsable de muchas acciones que derivaron en una mayor y mejor eficiencia del puerto y, por supuesto, en una mejor imagen de este en todos los sectores de importadores, exportadores y líneas navieras lo usan.
Hoy por hoy nos urge volver a contar con la comunidad portuaria unidad trabajando por un bien común, en Manzanillo un cliente o más aun, una naviera, no deja una terminal, deja todo un puerto, es decir, si un cliente se va perdemos todos.
Nos urge que las autoridades se coordinen, se modernicen, se encuentren los mecanismos legales para poder ser más agiles en el desalojo de las mercancías, los puertos, en todo el mundo, son puntos de transferencia de carga entre un modo de transporte y otro, excepto en México, en donde los puertos, especialmente Manzanillo es el almacén más grande del país.
¿Que hace falta para lograr esta tan esperada eficiencia? En mi opinión, lo más importante es voluntad. ¿Por qué? Porque los mecanismos legales y tecnológicos ya están ahí, solo es cuestión de decidirse a usarlos.
La Ley Aduanera permite despachar en lugares distintos al autorizado, se genera suficiente dinero por parte de la API, Aduana y las terminales como para desarrollar recintos fiscalizados estratégicos que permitan sacar la mayor cantidad de carga del puerto, establecer mecanismos de acción y revisión coordinada y conjunta de autoridades en los casos en que sea posible, hacer uso de la tecnología para minimizar los riesgos relacionados con la entrada de mercancías ilegales al país, incluso involucrar a los gobiernos estatal y municipal en dichas acciones.
Si no hacemos algo pronto, ¿qué pasará con Manzanillo y su pronóstico de crecimiento? ¿Será esta una estrategia para detonar Lázaro Cárdenas? ¿O es solo apatía de nuestras autoridades?
Hoy por hoy no conocemos un plan integral de desarrollo para hacer frente al crecimiento portuario.
Tomando en cuenta cómo el puerto de Manzanillo y la ciudad son uno solo dadas sus características de ubicación, sería deseable contar con un plan de desarrollo y crecimiento integral que contemple no solo las acciones tendientes a eficientizar, el desalojo de las mercancías de este puerto, sino también que dicho plan incluya las vialidades y obras tendientes a armonizar la relación entre el puerto más importante de México y la ciudad de Manzanillo.
Twitter: @delavegapam