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Una gran preocupación que tienen los inversionistas de parques industriales en el país es la pobre inversión que en este gobierno se ha destinado a la generación eléctrica sustentable. Y es que, a decir de ellos, ese es un freno a las inversiones de manufactura que están buscando oportunidades de instalarse en México como producto del nearshoring, y obtener los beneficios de una reducción de su huella de carbono en sus procesos productivos para acceder a mercados que ya están exigiendo minimizar esa huella.
Obviamente el instalarse en México es una buena medida en términos de emisiones de carbono a la atmósfera por efectos de logística, cuando el principal mercado objetivo son los Estados Unidos. No es lo mismo producir en China para venderle al mayor mercado del mundo que hacerlo desde México. Pero otro tema importante es el uso de electricidad sustentable como parte de los criterios ESG y cumplir con las políticas por parte del gobierno de la Unión Americana y la Agenda 2030 de Naciones Unidas.
Sin embargo, eso de que tengamos una política pública que apuesta por los hidrocarburos como fuente de generación eléctrica, y una Comisión Federal de Electricidad que otra vez está recuperando el monopolio eléctrico y su propuesta es, quemar el combustóleo que producen las refinerías de Pemex para producir electricidad en primer lugar, y al último las plantas más modernas eólicas y solares, pues no habrá mucha ayuda que digamos para impulsar el fenómeno del nearshoring. Ahora sí que nos quedaremos sin power.
Tortilla nacional
En una medida desesperada por resolver la crisis económica que están enfrentando los agricultores de Sinaloa, Sonora y Tamaulipas, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que firmará un nuevo decreto que prohibirá usar maíz blanco transgénico en la producción de tortillas. La misma disposición busca fijar un arancel a las importaciones de Argentina y Brasil, a efecto de favorecer la adquisición del maíz de producción nacional y con dicha demanda promovida artificialmente, impulsar el precio al alza sin disponer de subsidios públicos. Los expertos señalan que la tonelada de maíz podría ir de los cinco mil 300 pesos a los seis mil 300.
Sin embargo, las importaciones de Estados Unidos no podrán ser sujetas del mismo arancel por el T-MEC, aunque sí condicionadas a que el grano proveniente de ese país sólo sea usado en alimentos balanceados para engorda del ganado y no en el principal alimento de la dieta del mexicano.
Así, se busca a través del arancel sacar de competencia al grano proveniente de los países sudamericanos, para desactivar una crisis política con los agricultores. Lo que resulta difícil de que ocurra es que los más de dos millones de toneladas de producción local del maíz, sean adquiridos por la industria agroalimentaria al precio de seis mil 300 pesos, pudiendo traerlo con todo y flete en menos de ese precio.
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