MÉXICO, DF., 25 de enero de 2010.- El inicio de 2011 para el puerto de Tampico no podría haber sido peor. La parálisis de ocho de sus 12 muelles y su principal área de almacenes, le han cancelado la oportunidad de hacer negocios con la industria en su zona de influencia. La razón de no poder hacer uso de esa infraestructura del país, en beneficio del comercio exterior, son por una parte los problemas económicos que enfrenta su concesionario, el Gremio Unido de Alijadores (GUA); pero sobretodo, la perversidad de la aplicación a rajatabla, de la legislación aduanera.
El intríngulis en el que se encuentra atrapado el puerto desde hace varios meses ya, es la grave situación económica que enfrenta el concesionario de las dos terceras partes de la infraestructura portuaria que suma varios meses sin operar, condición que lejos de ver una mejoría, adiciona en los últimos días ingredientes que agravan aún más la situación, por el divisionismo que existe al interior del GUA, y la obsoleta legislación que el país tiene en materia de sociedades cooperativas, que no da certezas jurídicas a ninguno de los dos grupos en pugna para poner un punto final que permita ordenar la casa.
En este caso, el puerto debe seguir esperando por espacio de dos semanas más, a que se cumplan los seis meses de no operación de la infraestructura, para poder iniciar un proceso de revocación de la concesión al GUA, para que alguno de sus otros operadores, TMM y Grupo CICE, puedan operar en esos muelles.
Pero el obstáculo mayor que el puerto está enfrentando, es la inflexibilidad del Servicio de Administración Tributaria (SAT), el cual no permite que la mayor área de almacenes del puerto, que se encuentra contigua a los muelles concesionados al GUA, sean utilizados para el almacenaje de la carga. El argumento es que por el adeudo del GUA con el SAT, estimado en 500 millones de pesos, la dependencia le retiró la clave de recinto fiscalizado a su área. Y para sus funcionarios, no importa que el propio puerto de Tampico tenga su propia clave de recinto fiscalizado, con la que podría operar.
Para este puerto, el tema de los almacenes es una condición sine qua non para tener carga comercial. Las cargas que utilizan este puerto, como son acero, madera y otros, requieren del almacenaje bajo techo para decidir a qué puerto llegan. Hoy Tampico tiene una gran infraestructura para beneficio de la economía y los negocios de la región noreste y centro del país, pero por ineficiencias de nuestra burocracia, resulta que no se pueden utilizar, y esta situación favorece al puerto de Brownsville, Texas, principal competidor de Tampico en dichas cargas.
Y después, presumimos que queremos hacer de México una plataforma logística para el comercio mundial. Con autoridades inflexibles e incapaces de aplicar soluciones prácticas ante situaciones como éstas, la competitividad logística del país seguirá en picada.
¿O, acaso estamos esperando a que las cargas que tradicionalmente llegan a Tampico, se vayan a otros puertos, incluso del extranjero, para flexibilizar la aplicación de la normatividad? Es pregunta.