El capitán de puerto José Luis Ríos Hernández, informó a T21 que la embarcación ya fue fondeada a un par de millas del puerto, frente a la conocida Isla de Todos los Santos, donde permanecerá los siguientes días para las respectivas inspecciones por parte de las autoridades ambientales correspondientes y de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.
“El barco no podrá irse sin que la empresa propietaria haya cumplido con una serie de requisitos y el pago de sanciones a las que se ha hecho acreedora; se estima que las revisiones que llevarán a cabo los inspectores dilatarán entre 10 y 15 días”, dijo.
Asimismo, precisó que el buque tendrá que ser sometido a una revisión de clase, ya que la “Lloyds Alemana” que ostentaba ya no le pertenece, pues después del accidente se le asignó una inferior.
Por lo pronto, el APL Panamá carece de autonomía para moverse y maniobrabilidad, por lo que la única forma de desplazarlo es a través de remolcadores.
La última maniobra de salvataje mezcló una serie de circunstancias que hicieron posible el reflotamiento. Para empezar, el buque contaba con 20 mil toneladas menos de carga en comparación con el día que encalló; se había movido 60 grados en su posición con respecto a la playa; y contaba con un canal construido por la empresa Jan de Nul para permitir acerca el agua a la nave.
Lo anterior, junto con la marea alta de esta madrugada y dos pistones hidráulicos con potencia para mover 300 toneladas cada uno y colocados en la proa del barco, consiguieron que la embarcación fuera puesta a flote.
De acuerdo con el capitán de puerto, no se descarta la posibilidad de que el barco pueda entrar y atracar en el puerto de Ensenada para descargar los poco más de 500 contenedores que aún permanecen a bordo. No obstante, eso dependerá de que se cumplan todas las condiciones de seguridad necesarias, con el fin de que no represente un peligro para el recinto portuario ni para el tráfico que en sus vías de navegación existe usualmente.
Sin embargo, las reparaciones de fendas en los tanques de combustible que ya fueron detectadas, más los daños que resulten por haber permanecido tanto tiempo sobre la arena no podrán realizarse en el puerto de Ensenada, toda vez que no cuenta con dique de la dimensión del APL Panamá que tiene 260 metros de eslora.
“No tenemos conocimiento de que en México exista un dique con dichas dimensiones, por lo que quizá será necesario remolcarlo hasta San Diego o Los Ángeles”, apuntó.
Una de las condiciones que han puesto las autoridades ambientales para liberar al barco, es que la playa debe regresar a su estado original, aunque el canal de 40 metros de ancho por 400 metros de largo técnicamente será imposible de revertir.
El capitán de puerto José Luis Ríos Hernández, informó a T21 que la embarcación ya fue fondeada a un par de millas del puerto, frente a la conocida Isla de Todos los Santos, donde permanecerá los siguientes días para las respectivas inspecciones por parte de las autoridades ambientales correspondientes y de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.
“El barco no podrá irse sin que la empresa propietaria haya cumplido con una serie de requisitos y el pago de sanciones a las que se ha hecho acreedora; se estima que las revisiones que llevarán a cabo los inspectores dilatarán entre 10 y 15 días”, dijo.
Asimismo, precisó que el buque tendrá que ser sometido a una revisión de clase, ya que la “Lloyds Alemana” que ostentaba ya no le pertenece, pues después del accidente se le asignó una inferior.
Por lo pronto, el APL Panamá carece de autonomía para moverse y maniobrabilidad, por lo que la única forma de desplazarlo es a través de remolcadores.
La última maniobra de salvataje mezcló una serie de circunstancias que hicieron posible el reflotamiento. Para empezar, el buque contaba con 20 mil toneladas menos de carga en comparación con el día que encalló; se había movido 60 grados en su posición con respecto a la playa; y contaba con un canal construido por la empresa Jan de Nul para permitir acerca el agua a la nave.
Lo anterior, junto con la marea alta de esta madrugada y dos pistones hidráulicos con potencia para mover 300 toneladas cada uno y colocados en la proa del barco, consiguieron que la embarcación fuera puesta a flote.
De acuerdo con el capitán de puerto, no se descarta la posibilidad de que el barco pueda entrar y atracar en el puerto de Ensenada para descargar los poco más de 500 contenedores que aún permanecen a bordo. No obstante, eso dependerá de que se cumplan todas las condiciones de seguridad necesarias, con el fin de que no represente un peligro para el recinto portuario ni para el tráfico que en sus vías de navegación existe usualmente.
Sin embargo, las reparaciones de fendas en los tanques de combustible que ya fueron detectadas, más los daños que resulten por haber permanecido tanto tiempo sobre la arena no podrán realizarse en el puerto de Ensenada, toda vez que no cuenta con dique de la dimensión del APL Panamá que tiene 260 metros de eslora.
“No tenemos conocimiento de que en México exista un dique con dichas dimensiones, por lo que quizá será necesario remolcarlo hasta San Diego o Los Ángeles”, apuntó.
Una de las condiciones que han puesto las autoridades ambientales para liberar al barco, es que la playa debe regresar a su estado original, aunque el canal de 40 metros de ancho por 400 metros de largo técnicamente será imposible de revertir.
El capitán de puerto José Luis Ríos Hernández, informó a T21 que la embarcación ya fue fondeada a un par de millas del puerto, frente a la conocida Isla de Todos los Santos, donde permanecerá los siguientes días para las respectivas inspecciones por parte de las autoridades ambientales correspondientes y de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.
“El barco no podrá irse sin que la empresa propietaria haya cumplido con una serie de requisitos y el pago de sanciones a las que se ha hecho acreedora; se estima que las revisiones que llevarán a cabo los inspectores dilatarán entre 10 y 15 días”, dijo.
Asimismo, precisó que el buque tendrá que ser sometido a una revisión de clase, ya que la “Lloyds Alemana” que ostentaba ya no le pertenece, pues después del accidente se le asignó una inferior.
Por lo pronto, el APL Panamá carece de autonomía para moverse y maniobrabilidad, por lo que la única forma de desplazarlo es a través de remolcadores.
La última maniobra de salvataje mezcló una serie de circunstancias que hicieron posible el reflotamiento. Para empezar, el buque contaba con 20 mil toneladas menos de carga en comparación con el día que encalló; se había movido 60 grados en su posición con respecto a la playa; y contaba con un canal construido por la empresa Jan de Nul para permitir acerca el agua a la nave.
Lo anterior, junto con la marea alta de esta madrugada y dos pistones hidráulicos con potencia para mover 300 toneladas cada uno y colocados en la proa del barco, consiguieron que la embarcación fuera puesta a flote.
De acuerdo con el capitán de puerto, no se descarta la posibilidad de que el barco pueda entrar y atracar en el puerto de Ensenada para descargar los poco más de 500 contenedores que aún permanecen a bordo. No obstante, eso dependerá de que se cumplan todas las condiciones de seguridad necesarias, con el fin de que no represente un peligro para el recinto portuario ni para el tráfico que en sus vías de navegación existe usualmente.
Sin embargo, las reparaciones de fendas en los tanques de combustible que ya fueron detectadas, más los daños que resulten por haber permanecido tanto tiempo sobre la arena no podrán realizarse en el puerto de Ensenada, toda vez que no cuenta con dique de la dimensión del APL Panamá que tiene 260 metros de eslora.
“No tenemos conocimiento de que en México exista un dique con dichas dimensiones, por lo que quizá será necesario remolcarlo hasta San Diego o Los Ángeles”, apuntó.
Una de las condiciones que han puesto las autoridades ambientales para liberar al barco, es que la playa debe regresar a su estado original, aunque el canal de 40 metros de ancho por 400 metros de largo técnicamente será imposible de revertir.
El capitán de puerto José Luis Ríos Hernández, informó a T21 que la embarcación ya fue fondeada a un par de millas del puerto, frente a la conocida Isla de Todos los Santos, donde permanecerá los siguientes días para las respectivas inspecciones por parte de las autoridades ambientales correspondientes y de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.
“El barco no podrá irse sin que la empresa propietaria haya cumplido con una serie de requisitos y el pago de sanciones a las que se ha hecho acreedora; se estima que las revisiones que llevarán a cabo los inspectores dilatarán entre 10 y 15 días”, dijo.
Asimismo, precisó que el buque tendrá que ser sometido a una revisión de clase, ya que la “Lloyds Alemana” que ostentaba ya no le pertenece, pues después del accidente se le asignó una inferior.
Por lo pronto, el APL Panamá carece de autonomía para moverse y maniobrabilidad, por lo que la única forma de desplazarlo es a través de remolcadores.
La última maniobra de salvataje mezcló una serie de circunstancias que hicieron posible el reflotamiento. Para empezar, el buque contaba con 20 mil toneladas menos de carga en comparación con el día que encalló; se había movido 60 grados en su posición con respecto a la playa; y contaba con un canal construido por la empresa Jan de Nul para permitir acerca el agua a la nave.
Lo anterior, junto con la marea alta de esta madrugada y dos pistones hidráulicos con potencia para mover 300 toneladas cada uno y colocados en la proa del barco, consiguieron que la embarcación fuera puesta a flote.
De acuerdo con el capitán de puerto, no se descarta la posibilidad de que el barco pueda entrar y atracar en el puerto de Ensenada para descargar los poco más de 500 contenedores que aún permanecen a bordo. No obstante, eso dependerá de que se cumplan todas las condiciones de seguridad necesarias, con el fin de que no represente un peligro para el recinto portuario ni para el tráfico que en sus vías de navegación existe usualmente.
Sin embargo, las reparaciones de fendas en los tanques de combustible que ya fueron detectadas, más los daños que resulten por haber permanecido tanto tiempo sobre la arena no podrán realizarse en el puerto de Ensenada, toda vez que no cuenta con dique de la dimensión del APL Panamá que tiene 260 metros de eslora.
“No tenemos conocimiento de que en México exista un dique con dichas dimensiones, por lo que quizá será necesario remolcarlo hasta San Diego o Los Ángeles”, apuntó.
Una de las condiciones que han puesto las autoridades ambientales para liberar al barco, es que la playa debe regresar a su estado original, aunque el canal de 40 metros de ancho por 400 metros de largo técnicamente será imposible de revertir.
El capitán de puerto José Luis Ríos Hernández, informó a T21 que la embarcación ya fue fondeada a un par de millas del puerto, frente a la conocida Isla de Todos los Santos, donde permanecerá los siguientes días para las respectivas inspecciones por parte de las autoridades ambientales correspondientes y de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.
“El barco no podrá irse sin que la empresa propietaria haya cumplido con una serie de requisitos y el pago de sanciones a las que se ha hecho acreedora; se estima que las revisiones que llevarán a cabo los inspectores dilatarán entre 10 y 15 días”, dijo.
Asimismo, precisó que el buque tendrá que ser sometido a una revisión de clase, ya que la “Lloyds Alemana” que ostentaba ya no le pertenece, pues después del accidente se le asignó una inferior.
Por lo pronto, el APL Panamá carece de autonomía para moverse y maniobrabilidad, por lo que la única forma de desplazarlo es a través de remolcadores.
La última maniobra de salvataje mezcló una serie de circunstancias que hicieron posible el reflotamiento. Para empezar, el buque contaba con 20 mil toneladas menos de carga en comparación con el día que encalló; se había movido 60 grados en su posición con respecto a la playa; y contaba con un canal construido por la empresa Jan de Nul para permitir acerca el agua a la nave.
Lo anterior, junto con la marea alta de esta madrugada y dos pistones hidráulicos con potencia para mover 300 toneladas cada uno y colocados en la proa del barco, consiguieron que la embarcación fuera puesta a flote.
De acuerdo con el capitán de puerto, no se descarta la posibilidad de que el barco pueda entrar y atracar en el puerto de Ensenada para descargar los poco más de 500 contenedores que aún permanecen a bordo. No obstante, eso dependerá de que se cumplan todas las condiciones de seguridad necesarias, con el fin de que no represente un peligro para el recinto portuario ni para el tráfico que en sus vías de navegación existe usualmente.
Sin embargo, las reparaciones de fendas en los tanques de combustible que ya fueron detectadas, más los daños que resulten por haber permanecido tanto tiempo sobre la arena no podrán realizarse en el puerto de Ensenada, toda vez que no cuenta con dique de la dimensión del APL Panamá que tiene 260 metros de eslora.
“No tenemos conocimiento de que en México exista un dique con dichas dimensiones, por lo que quizá será necesario remolcarlo hasta San Diego o Los Ángeles”, apuntó.
Una de las condiciones que han puesto las autoridades ambientales para liberar al barco, es que la playa debe regresar a su estado original, aunque el canal de 40 metros de ancho por 400 metros de largo técnicamente será imposible de revertir.
El capitán de puerto José Luis Ríos Hernández, informó a T21 que la embarcación ya fue fondeada a un par de millas del puerto, frente a la conocida Isla de Todos los Santos, donde permanecerá los siguientes días para las respectivas inspecciones por parte de las autoridades ambientales correspondientes y de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.
“El barco no podrá irse sin que la empresa propietaria haya cumplido con una serie de requisitos y el pago de sanciones a las que se ha hecho acreedora; se estima que las revisiones que llevarán a cabo los inspectores dilatarán entre 10 y 15 días”, dijo.
Asimismo, precisó que el buque tendrá que ser sometido a una revisión de clase, ya que la “Lloyds Alemana” que ostentaba ya no le pertenece, pues después del accidente se le asignó una inferior.
Por lo pronto, el APL Panamá carece de autonomía para moverse y maniobrabilidad, por lo que la única forma de desplazarlo es a través de remolcadores.
La última maniobra de salvataje mezcló una serie de circunstancias que hicieron posible el reflotamiento. Para empezar, el buque contaba con 20 mil toneladas menos de carga en comparación con el día que encalló; se había movido 60 grados en su posición con respecto a la playa; y contaba con un canal construido por la empresa Jan de Nul para permitir acerca el agua a la nave.
Lo anterior, junto con la marea alta de esta madrugada y dos pistones hidráulicos con potencia para mover 300 toneladas cada uno y colocados en la proa del barco, consiguieron que la embarcación fuera puesta a flote.
De acuerdo con el capitán de puerto, no se descarta la posibilidad de que el barco pueda entrar y atracar en el puerto de Ensenada para descargar los poco más de 500 contenedores que aún permanecen a bordo. No obstante, eso dependerá de que se cumplan todas las condiciones de seguridad necesarias, con el fin de que no represente un peligro para el recinto portuario ni para el tráfico que en sus vías de navegación existe usualmente.
Sin embargo, las reparaciones de fendas en los tanques de combustible que ya fueron detectadas, más los daños que resulten por haber permanecido tanto tiempo sobre la arena no podrán realizarse en el puerto de Ensenada, toda vez que no cuenta con dique de la dimensión del APL Panamá que tiene 260 metros de eslora.
“No tenemos conocimiento de que en México exista un dique con dichas dimensiones, por lo que quizá será necesario remolcarlo hasta San Diego o Los Ángeles”, apuntó.
Una de las condiciones que han puesto las autoridades ambientales para liberar al barco, es que la playa debe regresar a su estado original, aunque el canal de 40 metros de ancho por 400 metros de largo técnicamente será imposible de revertir.
El capitán de puerto José Luis Ríos Hernández, informó a T21 que la embarcación ya fue fondeada a un par de millas del puerto, frente a la conocida Isla de Todos los Santos, donde permanecerá los siguientes días para las respectivas inspecciones por parte de las autoridades ambientales correspondientes y de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.
“El barco no podrá irse sin que la empresa propietaria haya cumplido con una serie de requisitos y el pago de sanciones a las que se ha hecho acreedora; se estima que las revisiones que llevarán a cabo los inspectores dilatarán entre 10 y 15 días”, dijo.
Asimismo, precisó que el buque tendrá que ser sometido a una revisión de clase, ya que la “Lloyds Alemana” que ostentaba ya no le pertenece, pues después del accidente se le asignó una inferior.
Por lo pronto, el APL Panamá carece de autonomía para moverse y maniobrabilidad, por lo que la única forma de desplazarlo es a través de remolcadores.
La última maniobra de salvataje mezcló una serie de circunstancias que hicieron posible el reflotamiento. Para empezar, el buque contaba con 20 mil toneladas menos de carga en comparación con el día que encalló; se había movido 60 grados en su posición con respecto a la playa; y contaba con un canal construido por la empresa Jan de Nul para permitir acerca el agua a la nave.
Lo anterior, junto con la marea alta de esta madrugada y dos pistones hidráulicos con potencia para mover 300 toneladas cada uno y colocados en la proa del barco, consiguieron que la embarcación fuera puesta a flote.
De acuerdo con el capitán de puerto, no se descarta la posibilidad de que el barco pueda entrar y atracar en el puerto de Ensenada para descargar los poco más de 500 contenedores que aún permanecen a bordo. No obstante, eso dependerá de que se cumplan todas las condiciones de seguridad necesarias, con el fin de que no represente un peligro para el recinto portuario ni para el tráfico que en sus vías de navegación existe usualmente.
Sin embargo, las reparaciones de fendas en los tanques de combustible que ya fueron detectadas, más los daños que resulten por haber permanecido tanto tiempo sobre la arena no podrán realizarse en el puerto de Ensenada, toda vez que no cuenta con dique de la dimensión del APL Panamá que tiene 260 metros de eslora.
“No tenemos conocimiento de que en México exista un dique con dichas dimensiones, por lo que quizá será necesario remolcarlo hasta San Diego o Los Ángeles”, apuntó.
Una de las condiciones que han puesto las autoridades ambientales para liberar al barco, es que la playa debe regresar a su estado original, aunque el canal de 40 metros de ancho por 400 metros de largo técnicamente será imposible de revertir.
El capitán de puerto José Luis Ríos Hernández, informó a T21 que la embarcación ya fue fondeada a un par de millas del puerto, frente a la conocida Isla de Todos los Santos, donde permanecerá los siguientes días para las respectivas inspecciones por parte de las autoridades ambientales correspondientes y de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.
“El barco no podrá irse sin que la empresa propietaria haya cumplido con una serie de requisitos y el pago de sanciones a las que se ha hecho acreedora; se estima que las revisiones que llevarán a cabo los inspectores dilatarán entre 10 y 15 días”, dijo.
Asimismo, precisó que el buque tendrá que ser sometido a una revisión de clase, ya que la “Lloyds Alemana” que ostentaba ya no le pertenece, pues después del accidente se le asignó una inferior.
Por lo pronto, el APL Panamá carece de autonomía para moverse y maniobrabilidad, por lo que la única forma de desplazarlo es a través de remolcadores.
La última maniobra de salvataje mezcló una serie de circunstancias que hicieron posible el reflotamiento. Para empezar, el buque contaba con 20 mil toneladas menos de carga en comparación con el día que encalló; se había movido 60 grados en su posición con respecto a la playa; y contaba con un canal construido por la empresa Jan de Nul para permitir acerca el agua a la nave.
Lo anterior, junto con la marea alta de esta madrugada y dos pistones hidráulicos con potencia para mover 300 toneladas cada uno y colocados en la proa del barco, consiguieron que la embarcación fuera puesta a flote.
De acuerdo con el capitán de puerto, no se descarta la posibilidad de que el barco pueda entrar y atracar en el puerto de Ensenada para descargar los poco más de 500 contenedores que aún permanecen a bordo. No obstante, eso dependerá de que se cumplan todas las condiciones de seguridad necesarias, con el fin de que no represente un peligro para el recinto portuario ni para el tráfico que en sus vías de navegación existe usualmente.
Sin embargo, las reparaciones de fendas en los tanques de combustible que ya fueron detectadas, más los daños que resulten por haber permanecido tanto tiempo sobre la arena no podrán realizarse en el puerto de Ensenada, toda vez que no cuenta con dique de la dimensión del APL Panamá que tiene 260 metros de eslora.
“No tenemos conocimiento de que en México exista un dique con dichas dimensiones, por lo que quizá será necesario remolcarlo hasta San Diego o Los Ángeles”, apuntó.
Una de las condiciones que han puesto las autoridades ambientales para liberar al barco, es que la playa debe regresar a su estado original, aunque el canal de 40 metros de ancho por 400 metros de largo técnicamente será imposible de revertir.