Para hacer cualquier leche que se comercializa, es necesario contar con el líquido de la vaca, sin embargo, más de la mitad de lo que se compra del exterior son sueros de leche, lactosueros, fórmulas lácteas, entre otras.
De acuerdo con cifras de la Secretaría de Agricultura, el año pasado México importó 6.2 millones de litros de leche fluida, en polvo, en pastillas, pero también sueros, lactosueros, grasa butírica, pastas lácteas, caseína, preparaciones lácteas y otros, pero sólo 47 por ciento fue leche verdadera, aquella que cumple lo que determina la Norma Oficial Mexicana 155.
"Al consumidor mexicano le están dando más subproductos de la leche que venden como leche, que leche verdadera, que leche fresca, que leche que está bajo la NOM", afirmó Daniel Arizmendi, líder de los ganaderos afiliados a la Confederación Nacional Campesina.
El líder se congratuló de que estas importaciones todavía no sean tan grandes y que rebasen a la producción nacional, pero previó que eso sucederá a largo plazo.
Actualmente el consumo de leche verdadera en México es de 12 mil 500 millones de litros, de los cuales, 10 mil millones son de producción nacional, pero las leches que no son leche van ganando terreno.
Tan sólo las importaciones pasaron de 2.2 millones de litros en el 2000 a 3.3 millones de litros en el 2005.
El País se encuentra en la encrucijada de tener un buen nicho de mercado, pero carece de leche nacional para abastecerlo, es por ello que recurre a las importaciones.
Sin embargo, las importaciones están restringidas, ya que el acuerdo comercial que se tiene con Estados Unidos, limita el libre comercio de leche verdadera hasta el 2008, y quien quiera importar este producto debe pagar aranceles.
Es por ello que la industria se ha inclinado por importar subproductos de leche, como son los sueros, lactosueros o grasas, ya que no pagan aranceles, pero no son leche verdadera, ya que no cumplen con lo establecido pro la NOM 155.
La norma dice que sólo se puede llamar leche a las bebidas que cuenten con mínimo 30 gramos de proteína animal por litro.
Es por ello que mientras el consumidor mexicano acepta la gran diversidad de leches, ya sea con cereal, fruta, light, fortalecido con vitaminas, Omega 3 y hasta especiales para los más de 40 años, no se tiene la seguridad de que lo se comercialice sea hecho con leche verdadera.
Para hacer cualquier leche que se comercializa, es necesario contar con el líquido de la vaca, sin embargo, más de la mitad de lo que se compra del exterior son sueros de leche, lactosueros, fórmulas lácteas, entre otras.
De acuerdo con cifras de la Secretaría de Agricultura, el año pasado México importó 6.2 millones de litros de leche fluida, en polvo, en pastillas, pero también sueros, lactosueros, grasa butírica, pastas lácteas, caseína, preparaciones lácteas y otros, pero sólo 47 por ciento fue leche verdadera, aquella que cumple lo que determina la Norma Oficial Mexicana 155.
"Al consumidor mexicano le están dando más subproductos de la leche que venden como leche, que leche verdadera, que leche fresca, que leche que está bajo la NOM", afirmó Daniel Arizmendi, líder de los ganaderos afiliados a la Confederación Nacional Campesina.
El líder se congratuló de que estas importaciones todavía no sean tan grandes y que rebasen a la producción nacional, pero previó que eso sucederá a largo plazo.
Actualmente el consumo de leche verdadera en México es de 12 mil 500 millones de litros, de los cuales, 10 mil millones son de producción nacional, pero las leches que no son leche van ganando terreno.
Tan sólo las importaciones pasaron de 2.2 millones de litros en el 2000 a 3.3 millones de litros en el 2005.
El País se encuentra en la encrucijada de tener un buen nicho de mercado, pero carece de leche nacional para abastecerlo, es por ello que recurre a las importaciones.
Sin embargo, las importaciones están restringidas, ya que el acuerdo comercial que se tiene con Estados Unidos, limita el libre comercio de leche verdadera hasta el 2008, y quien quiera importar este producto debe pagar aranceles.
Es por ello que la industria se ha inclinado por importar subproductos de leche, como son los sueros, lactosueros o grasas, ya que no pagan aranceles, pero no son leche verdadera, ya que no cumplen con lo establecido pro la NOM 155.
La norma dice que sólo se puede llamar leche a las bebidas que cuenten con mínimo 30 gramos de proteína animal por litro.
Es por ello que mientras el consumidor mexicano acepta la gran diversidad de leches, ya sea con cereal, fruta, light, fortalecido con vitaminas, Omega 3 y hasta especiales para los más de 40 años, no se tiene la seguridad de que lo se comercialice sea hecho con leche verdadera.
Para hacer cualquier leche que se comercializa, es necesario contar con el líquido de la vaca, sin embargo, más de la mitad de lo que se compra del exterior son sueros de leche, lactosueros, fórmulas lácteas, entre otras.
De acuerdo con cifras de la Secretaría de Agricultura, el año pasado México importó 6.2 millones de litros de leche fluida, en polvo, en pastillas, pero también sueros, lactosueros, grasa butírica, pastas lácteas, caseína, preparaciones lácteas y otros, pero sólo 47 por ciento fue leche verdadera, aquella que cumple lo que determina la Norma Oficial Mexicana 155.
"Al consumidor mexicano le están dando más subproductos de la leche que venden como leche, que leche verdadera, que leche fresca, que leche que está bajo la NOM", afirmó Daniel Arizmendi, líder de los ganaderos afiliados a la Confederación Nacional Campesina.
El líder se congratuló de que estas importaciones todavía no sean tan grandes y que rebasen a la producción nacional, pero previó que eso sucederá a largo plazo.
Actualmente el consumo de leche verdadera en México es de 12 mil 500 millones de litros, de los cuales, 10 mil millones son de producción nacional, pero las leches que no son leche van ganando terreno.
Tan sólo las importaciones pasaron de 2.2 millones de litros en el 2000 a 3.3 millones de litros en el 2005.
El País se encuentra en la encrucijada de tener un buen nicho de mercado, pero carece de leche nacional para abastecerlo, es por ello que recurre a las importaciones.
Sin embargo, las importaciones están restringidas, ya que el acuerdo comercial que se tiene con Estados Unidos, limita el libre comercio de leche verdadera hasta el 2008, y quien quiera importar este producto debe pagar aranceles.
Es por ello que la industria se ha inclinado por importar subproductos de leche, como son los sueros, lactosueros o grasas, ya que no pagan aranceles, pero no son leche verdadera, ya que no cumplen con lo establecido pro la NOM 155.
La norma dice que sólo se puede llamar leche a las bebidas que cuenten con mínimo 30 gramos de proteína animal por litro.
Es por ello que mientras el consumidor mexicano acepta la gran diversidad de leches, ya sea con cereal, fruta, light, fortalecido con vitaminas, Omega 3 y hasta especiales para los más de 40 años, no se tiene la seguridad de que lo se comercialice sea hecho con leche verdadera.
Para hacer cualquier leche que se comercializa, es necesario contar con el líquido de la vaca, sin embargo, más de la mitad de lo que se compra del exterior son sueros de leche, lactosueros, fórmulas lácteas, entre otras.
De acuerdo con cifras de la Secretaría de Agricultura, el año pasado México importó 6.2 millones de litros de leche fluida, en polvo, en pastillas, pero también sueros, lactosueros, grasa butírica, pastas lácteas, caseína, preparaciones lácteas y otros, pero sólo 47 por ciento fue leche verdadera, aquella que cumple lo que determina la Norma Oficial Mexicana 155.
"Al consumidor mexicano le están dando más subproductos de la leche que venden como leche, que leche verdadera, que leche fresca, que leche que está bajo la NOM", afirmó Daniel Arizmendi, líder de los ganaderos afiliados a la Confederación Nacional Campesina.
El líder se congratuló de que estas importaciones todavía no sean tan grandes y que rebasen a la producción nacional, pero previó que eso sucederá a largo plazo.
Actualmente el consumo de leche verdadera en México es de 12 mil 500 millones de litros, de los cuales, 10 mil millones son de producción nacional, pero las leches que no son leche van ganando terreno.
Tan sólo las importaciones pasaron de 2.2 millones de litros en el 2000 a 3.3 millones de litros en el 2005.
El País se encuentra en la encrucijada de tener un buen nicho de mercado, pero carece de leche nacional para abastecerlo, es por ello que recurre a las importaciones.
Sin embargo, las importaciones están restringidas, ya que el acuerdo comercial que se tiene con Estados Unidos, limita el libre comercio de leche verdadera hasta el 2008, y quien quiera importar este producto debe pagar aranceles.
Es por ello que la industria se ha inclinado por importar subproductos de leche, como son los sueros, lactosueros o grasas, ya que no pagan aranceles, pero no son leche verdadera, ya que no cumplen con lo establecido pro la NOM 155.
La norma dice que sólo se puede llamar leche a las bebidas que cuenten con mínimo 30 gramos de proteína animal por litro.
Es por ello que mientras el consumidor mexicano acepta la gran diversidad de leches, ya sea con cereal, fruta, light, fortalecido con vitaminas, Omega 3 y hasta especiales para los más de 40 años, no se tiene la seguridad de que lo se comercialice sea hecho con leche verdadera.
Para hacer cualquier leche que se comercializa, es necesario contar con el líquido de la vaca, sin embargo, más de la mitad de lo que se compra del exterior son sueros de leche, lactosueros, fórmulas lácteas, entre otras.
De acuerdo con cifras de la Secretaría de Agricultura, el año pasado México importó 6.2 millones de litros de leche fluida, en polvo, en pastillas, pero también sueros, lactosueros, grasa butírica, pastas lácteas, caseína, preparaciones lácteas y otros, pero sólo 47 por ciento fue leche verdadera, aquella que cumple lo que determina la Norma Oficial Mexicana 155.
"Al consumidor mexicano le están dando más subproductos de la leche que venden como leche, que leche verdadera, que leche fresca, que leche que está bajo la NOM", afirmó Daniel Arizmendi, líder de los ganaderos afiliados a la Confederación Nacional Campesina.
El líder se congratuló de que estas importaciones todavía no sean tan grandes y que rebasen a la producción nacional, pero previó que eso sucederá a largo plazo.
Actualmente el consumo de leche verdadera en México es de 12 mil 500 millones de litros, de los cuales, 10 mil millones son de producción nacional, pero las leches que no son leche van ganando terreno.
Tan sólo las importaciones pasaron de 2.2 millones de litros en el 2000 a 3.3 millones de litros en el 2005.
El País se encuentra en la encrucijada de tener un buen nicho de mercado, pero carece de leche nacional para abastecerlo, es por ello que recurre a las importaciones.
Sin embargo, las importaciones están restringidas, ya que el acuerdo comercial que se tiene con Estados Unidos, limita el libre comercio de leche verdadera hasta el 2008, y quien quiera importar este producto debe pagar aranceles.
Es por ello que la industria se ha inclinado por importar subproductos de leche, como son los sueros, lactosueros o grasas, ya que no pagan aranceles, pero no son leche verdadera, ya que no cumplen con lo establecido pro la NOM 155.
La norma dice que sólo se puede llamar leche a las bebidas que cuenten con mínimo 30 gramos de proteína animal por litro.
Es por ello que mientras el consumidor mexicano acepta la gran diversidad de leches, ya sea con cereal, fruta, light, fortalecido con vitaminas, Omega 3 y hasta especiales para los más de 40 años, no se tiene la seguridad de que lo se comercialice sea hecho con leche verdadera.
Para hacer cualquier leche que se comercializa, es necesario contar con el líquido de la vaca, sin embargo, más de la mitad de lo que se compra del exterior son sueros de leche, lactosueros, fórmulas lácteas, entre otras.
De acuerdo con cifras de la Secretaría de Agricultura, el año pasado México importó 6.2 millones de litros de leche fluida, en polvo, en pastillas, pero también sueros, lactosueros, grasa butírica, pastas lácteas, caseína, preparaciones lácteas y otros, pero sólo 47 por ciento fue leche verdadera, aquella que cumple lo que determina la Norma Oficial Mexicana 155.
"Al consumidor mexicano le están dando más subproductos de la leche que venden como leche, que leche verdadera, que leche fresca, que leche que está bajo la NOM", afirmó Daniel Arizmendi, líder de los ganaderos afiliados a la Confederación Nacional Campesina.
El líder se congratuló de que estas importaciones todavía no sean tan grandes y que rebasen a la producción nacional, pero previó que eso sucederá a largo plazo.
Actualmente el consumo de leche verdadera en México es de 12 mil 500 millones de litros, de los cuales, 10 mil millones son de producción nacional, pero las leches que no son leche van ganando terreno.
Tan sólo las importaciones pasaron de 2.2 millones de litros en el 2000 a 3.3 millones de litros en el 2005.
El País se encuentra en la encrucijada de tener un buen nicho de mercado, pero carece de leche nacional para abastecerlo, es por ello que recurre a las importaciones.
Sin embargo, las importaciones están restringidas, ya que el acuerdo comercial que se tiene con Estados Unidos, limita el libre comercio de leche verdadera hasta el 2008, y quien quiera importar este producto debe pagar aranceles.
Es por ello que la industria se ha inclinado por importar subproductos de leche, como son los sueros, lactosueros o grasas, ya que no pagan aranceles, pero no son leche verdadera, ya que no cumplen con lo establecido pro la NOM 155.
La norma dice que sólo se puede llamar leche a las bebidas que cuenten con mínimo 30 gramos de proteína animal por litro.
Es por ello que mientras el consumidor mexicano acepta la gran diversidad de leches, ya sea con cereal, fruta, light, fortalecido con vitaminas, Omega 3 y hasta especiales para los más de 40 años, no se tiene la seguridad de que lo se comercialice sea hecho con leche verdadera.
Para hacer cualquier leche que se comercializa, es necesario contar con el líquido de la vaca, sin embargo, más de la mitad de lo que se compra del exterior son sueros de leche, lactosueros, fórmulas lácteas, entre otras.
De acuerdo con cifras de la Secretaría de Agricultura, el año pasado México importó 6.2 millones de litros de leche fluida, en polvo, en pastillas, pero también sueros, lactosueros, grasa butírica, pastas lácteas, caseína, preparaciones lácteas y otros, pero sólo 47 por ciento fue leche verdadera, aquella que cumple lo que determina la Norma Oficial Mexicana 155.
"Al consumidor mexicano le están dando más subproductos de la leche que venden como leche, que leche verdadera, que leche fresca, que leche que está bajo la NOM", afirmó Daniel Arizmendi, líder de los ganaderos afiliados a la Confederación Nacional Campesina.
El líder se congratuló de que estas importaciones todavía no sean tan grandes y que rebasen a la producción nacional, pero previó que eso sucederá a largo plazo.
Actualmente el consumo de leche verdadera en México es de 12 mil 500 millones de litros, de los cuales, 10 mil millones son de producción nacional, pero las leches que no son leche van ganando terreno.
Tan sólo las importaciones pasaron de 2.2 millones de litros en el 2000 a 3.3 millones de litros en el 2005.
El País se encuentra en la encrucijada de tener un buen nicho de mercado, pero carece de leche nacional para abastecerlo, es por ello que recurre a las importaciones.
Sin embargo, las importaciones están restringidas, ya que el acuerdo comercial que se tiene con Estados Unidos, limita el libre comercio de leche verdadera hasta el 2008, y quien quiera importar este producto debe pagar aranceles.
Es por ello que la industria se ha inclinado por importar subproductos de leche, como son los sueros, lactosueros o grasas, ya que no pagan aranceles, pero no son leche verdadera, ya que no cumplen con lo establecido pro la NOM 155.
La norma dice que sólo se puede llamar leche a las bebidas que cuenten con mínimo 30 gramos de proteína animal por litro.
Es por ello que mientras el consumidor mexicano acepta la gran diversidad de leches, ya sea con cereal, fruta, light, fortalecido con vitaminas, Omega 3 y hasta especiales para los más de 40 años, no se tiene la seguridad de que lo se comercialice sea hecho con leche verdadera.
Para hacer cualquier leche que se comercializa, es necesario contar con el líquido de la vaca, sin embargo, más de la mitad de lo que se compra del exterior son sueros de leche, lactosueros, fórmulas lácteas, entre otras.
De acuerdo con cifras de la Secretaría de Agricultura, el año pasado México importó 6.2 millones de litros de leche fluida, en polvo, en pastillas, pero también sueros, lactosueros, grasa butírica, pastas lácteas, caseína, preparaciones lácteas y otros, pero sólo 47 por ciento fue leche verdadera, aquella que cumple lo que determina la Norma Oficial Mexicana 155.
"Al consumidor mexicano le están dando más subproductos de la leche que venden como leche, que leche verdadera, que leche fresca, que leche que está bajo la NOM", afirmó Daniel Arizmendi, líder de los ganaderos afiliados a la Confederación Nacional Campesina.
El líder se congratuló de que estas importaciones todavía no sean tan grandes y que rebasen a la producción nacional, pero previó que eso sucederá a largo plazo.
Actualmente el consumo de leche verdadera en México es de 12 mil 500 millones de litros, de los cuales, 10 mil millones son de producción nacional, pero las leches que no son leche van ganando terreno.
Tan sólo las importaciones pasaron de 2.2 millones de litros en el 2000 a 3.3 millones de litros en el 2005.
El País se encuentra en la encrucijada de tener un buen nicho de mercado, pero carece de leche nacional para abastecerlo, es por ello que recurre a las importaciones.
Sin embargo, las importaciones están restringidas, ya que el acuerdo comercial que se tiene con Estados Unidos, limita el libre comercio de leche verdadera hasta el 2008, y quien quiera importar este producto debe pagar aranceles.
Es por ello que la industria se ha inclinado por importar subproductos de leche, como son los sueros, lactosueros o grasas, ya que no pagan aranceles, pero no son leche verdadera, ya que no cumplen con lo establecido pro la NOM 155.
La norma dice que sólo se puede llamar leche a las bebidas que cuenten con mínimo 30 gramos de proteína animal por litro.
Es por ello que mientras el consumidor mexicano acepta la gran diversidad de leches, ya sea con cereal, fruta, light, fortalecido con vitaminas, Omega 3 y hasta especiales para los más de 40 años, no se tiene la seguridad de que lo se comercialice sea hecho con leche verdadera.